Fecal invoca al Cid
La Reconquista de México:
Fecal invoca al Cid
Edgar González Ruiz
Significativamente, en su discurso funerario en elogio de Mouriño, pronunciado el 9 de noviembre, Fecal lo comparó nada menos que con el Cid, héroe medieval de la “hispanidad”, de la corona española, y también de la derecha de ese país en el siglo XX, encarnada en el franquismo, fuerza política ideológicamente afín al Partido Acción Nacional de México, fundado precisamente bajo los auspicios del triunfo militar de la derecha española en 1939.
Según Fecal, Mouriño sería al igual que el Cid, un caballero “perseverante, invencible, inderrotable”, al que “tampoco lo detendrán en la muerte, porque sus ideas y sus valores, y su ejemplo y su recuerdo, como el Cid Campeador, seguirán ganando batallas después de su muerte.”. Obviamente, la imagen a la que se refiere Fecal estaba inspirada, no en referencias literarias o históricas, sino en una película protagonizada por Charlton Heston en los años 60, donde el Cadáver del Cid, luego de haber fallecido el héroe en combate, era montado a caballo por sus partidarios, y lograba expulsa a los moros de tierra española, por el terror que les inspiraba.
En realidad El Cid, Rodrigo Díaz de Vivar, murió de enfermedad a los 56 años de edad, en 1099 en la ciudad de Valencia, que poco después caería en poder de los musulmanes. Como en el caso de Mouriño y Fecal, el Cid y su rey Alfonso, mantuvieron una tormentosa relación de amor y odio (como Fecal con varios de sus más cercanos colaboradores), y resulta muy elocuente que a dos años de haberse impuesto mediante el fraude y la represión, Fecal evoque un emblema de un héroe popular hispánico, que fue también símbolo de la España conquistadora, de la que masacró y saqueó a los pueblos originarios de América, y de la cual, evidentemente, Mouriño es continuador. En el discurso de Fecal, el cadáver de Mouriño, le ayudará a prevalecer en la lucha para despojar a los mexicanos, y para restablecer los “valores” gratos a la derecha hispánica, pues, como resumió Ramón Menéndez Pidal el Cid fue “restaurador de la cristiandad y el europeísmo”. (Ramón Menéndez Pidal El Cid Campeador, Espasa Calpe, Madrid-México, 1993).
Fecal invoca al Cid
Edgar González Ruiz
Significativamente, en su discurso funerario en elogio de Mouriño, pronunciado el 9 de noviembre, Fecal lo comparó nada menos que con el Cid, héroe medieval de la “hispanidad”, de la corona española, y también de la derecha de ese país en el siglo XX, encarnada en el franquismo, fuerza política ideológicamente afín al Partido Acción Nacional de México, fundado precisamente bajo los auspicios del triunfo militar de la derecha española en 1939.
Según Fecal, Mouriño sería al igual que el Cid, un caballero “perseverante, invencible, inderrotable”, al que “tampoco lo detendrán en la muerte, porque sus ideas y sus valores, y su ejemplo y su recuerdo, como el Cid Campeador, seguirán ganando batallas después de su muerte.”. Obviamente, la imagen a la que se refiere Fecal estaba inspirada, no en referencias literarias o históricas, sino en una película protagonizada por Charlton Heston en los años 60, donde el Cadáver del Cid, luego de haber fallecido el héroe en combate, era montado a caballo por sus partidarios, y lograba expulsa a los moros de tierra española, por el terror que les inspiraba.
En realidad El Cid, Rodrigo Díaz de Vivar, murió de enfermedad a los 56 años de edad, en 1099 en la ciudad de Valencia, que poco después caería en poder de los musulmanes. Como en el caso de Mouriño y Fecal, el Cid y su rey Alfonso, mantuvieron una tormentosa relación de amor y odio (como Fecal con varios de sus más cercanos colaboradores), y resulta muy elocuente que a dos años de haberse impuesto mediante el fraude y la represión, Fecal evoque un emblema de un héroe popular hispánico, que fue también símbolo de la España conquistadora, de la que masacró y saqueó a los pueblos originarios de América, y de la cual, evidentemente, Mouriño es continuador. En el discurso de Fecal, el cadáver de Mouriño, le ayudará a prevalecer en la lucha para despojar a los mexicanos, y para restablecer los “valores” gratos a la derecha hispánica, pues, como resumió Ramón Menéndez Pidal el Cid fue “restaurador de la cristiandad y el europeísmo”. (Ramón Menéndez Pidal El Cid Campeador, Espasa Calpe, Madrid-México, 1993).