Wednesday, February 25, 2009

La falacia de "la lucha contra el narco"

La falacia de la "lucha contra el narco".

Edgar González Ruiz


Alcohólico y criminal, Felipe Calderón, candidato de la derecha católica, llegó al poder en 2006 mediante el fraude en las urnas y por medio de una guerra sucia, que incluye el apoyo forzado de narcotraficantes como el chino Ye Gon (a quien los esbirros de Fecal lo amagaron para arrebatarle su dinero: "o cooperas o te damos cuello").

Para justificar su gobierno, dado que el PAN se negó en 2006 a llevar a cabo un recuento de los votos, que hubiera evidenciado el fraude, Fecal ha recurrido a un truco muy antiguo en la historia universal: inventar un enemigo invencible para que la sociedad se una contra él en favor del gobierno.

En la estrategia de Fecal ese enemigo es "el narco", al que fantasiosamente la publicidad oficialista dice que el gobierno le declaró la guerra. La idea es ridícula, pues en todo caso el tráfico ilegal de drogas es un negocio que requiere no sólo de operadores, que directamente lo lleven a cabo, sino, ante todo, de complicidades de militares, policías y otros funcionarios, que se benefician de él.

Pero hay un aspecto que es primordial: ¿está justificada la prohibición contra las drogas?. Evidentemente no lo está, pues nadie tiene el derecho de imponerle a otros lo que deben o no consumir, y por lo anto, si el consumo de las drogas no se debe criminalizar, tampoco puede haber una prohibición absoluta de su comercio, si bien éste debe regularse, pues se trata de sustancias que pueden tener efectos sobre la mente y sobre la conducta humana, de la misma manera que los tiene el alcohol, cuya prohibición, nacida de la torcida mente del puritanismo estadounidense, fue uno de los grandes desastrres en materia de políticas públicas.

Es una triste realidad histórica la persistencia de ese tipo de políticas intolerantes, como fue en su tiempo la prohibición del alcohol, y más antiguamente la que ejerció la Inquisición, llevando a la hoguera a judíos y otros disidentes, meramente por el hecho de no practicar la religión de la mayoría.

La decisión de consumir drogas o no, es un asunto personal, que debe asumirse bajo la propia responsabilidad, exactamente igual que la de practicar cualquier religión, o no practicarla, o gustar o no de un determinado alimento. No es algo que otras personas -médicos o funcionarios-deben decidir en lugar de uno, si bien su opinión acerca de los efectos de determinadas sustancias, puede resultar de interés para los interesados en consumirlas.

Por ende, la sociedad mexicana debería unirse, pero no para defender a Fecal, pues la legitimidad que así obtenga, como se ha visto, la usará para apoyar los proyectos del clero y de los grandes empresarios, sino para luchar contra la absurda penalización de las drogas.

Para ello, hay que vencer la hipocresía que lleva a pensar que el consumo de una droga es un asunto tan grave que para evitarlo debe intervenir el ejército con tanques, aviones y equipos sofisticados, cometiendo todo tipo de abusos, incluídos violaciones y asesinatos. ¿realmente es tan grave que alguien pruebe alguna droga?, ¿es lógico que un alcohólico persiga con saña a quienes acceden a otras drogas, como la mariguana o la cocaína?.

La estrategia mediática de Fecal se basa en consignas de los grandes medios, como la de evitar las críticas al clero y a la derecha, y concentrarse en los pleitos de los narcos, que siempre han existido, pero que ahora se magnifican (por exageraciones de lo smedios, y por el hecho de que Fecal, con su estrategia militarista está haciendo crecer el negocio del tráfico ilegal de las drogas, que sólo desaparecerá con la despenalización).

Por otra parte, las siguientes etapas de la estrategia Fecal son previsibles: una vez que con el cuento del narco, los medios lograron distraer la atención de la gente, haciendo que deje de tener una actitud crítica ante el gobierno ilegítimo, es previsible que en fechas cercanas a los comicios del 2012, empiecen a hacer una intensa propaganda en el sentido de que "Fecal triunfó en la lucha contra el narco", lo cual sería un cuento ad hoc para inducir a la gente a votar por el PAN, que tanto ha perjudicado los intereses del pueblo, con la desnacionalización de Pemex, las alzas a productos básicos, el ataque a la educación pública, la devaluación, etc.

Lo absurdo de la penalización de las drogas y la gravedad de sus consecuencias es evidente si nos preguntamos: ¿qué sucedería si a personajes autoritarios se les ocurriera algún día la criminalización del consumo y comercio del tabaco, del alcohol (volver a la llamada Ley Seca), o de otros estimulantes?. Pensemos en lo ridículo y trágico a la vez de una situación en que se movilizaría a la policía y al ejército para evitar que una persona se fume un cigarro, o se tome una copa de vino. Esto es lo que está sucediendo hoy con las drogas.

Nuevas protestas en Catedral

Nuevas protestas en Catedral
Edgar González Ruiz

Al igual que hace dos años, algunas personas se han manifestado a las puertas de Catedral contra los abusos del clero, y en defensa del estado laico.
Lo hacen valientemente, a pesar de que Norberto Rivera dispone, gracias a Calderón, de pefepos y elementos del Estado Mayor presidencial listos para reprimir a quien se atreva a cuestionar al jerarca, que sin embargo, cada semana arremete contra librepensadores, feministas y otros sectores de la sociedad, mediante la publicación clerical Desde la Fe.
De manera incongruente, los abogados de que dispone Norberto han llegado a acusar a sus críticos alegando que quien critique al cardenal, o en general al clero, incurre en “discriminación” contra los ensotanados, quienes desde hace años han organizado campañas contra las mujeres que abortan, contra los homosexuales etc.
Se ha destacado en esas protestas, con una gran valentía y sentido cívico, la señora Julia Klug, quien ha sufrido diversas agresiones, tanto físicas como judiciales, por parte de las huestes de Rivera.
El pasado viernes 20 de febrero, acudieron algunos manifestantes a las afueras de Catedral, cuestionando la intromisión del clero en asuntos políticos, y el contubernio de jerarcas católicos con el gobierno de Fecal.
En sus pancartas hacían notar el papel de la jerarquía católica a lo largo de la historia, avalando a personajes sanguinarios, como Hernán Cortés y Victoriano Huerta, oponiéndose a la Independencia de México, a la reforma Liberal encabezada por Benito Juárez, y a la revolución mexicana, y orquestando episodios sangrientos y retardatarios, como fue la guerra cristera de 1926 a 29, y ahora apoyando al PAN y al gobierno de Fecal, que buscan el expolio y la militarización del país.
Ciertamente, Cortés y la tropa de asesinos que conquistaron México, violaban, mutilaban y mataban apelando al nombre de Dios, como lo dejó asentado ese personaje en sus famosas Cartas de Relación a Carlos V.
Vale la pena citar un par de pasajes de la segunda de esas cartas, que data de 1520. Leemos: “Bien pareció que Dios fue el que por nosotros peleó, pues entre tanta multitud de gente y tan animosa y diestra en el pelear, y con tantos géneros de armas para nos ofender, salimos tan libres”.
Otro pasaje de los muchos que demuestran cómo se impuso la religión católica en el país: “Y como traíamos la bandera de la cruz, y pugnábamos por nuestra fe y por servicio de vuestra sacra majestad en su muy real ventura, nos dio Dios tanta victoria que les matamos mucha gente, sin que los nuestros recibiesen daño”.
En la Colonia, el Santo Oficio castigó e incluso mandó a la hoguera a personas acusadas de no profesar la religión católica, o incluso de decir algo contra ella, con una actitud que quisieran revivir Fecal y Norberto Rivera.
Miguel Hidalgo, fue degradado y excomulgado por haber encabezado la lucha por la Independencia, y es bien conocida la fobia de la jerarquía y de la derecha contra Benito Juárez, actitudes en las que se destacaron, más recientemente, personajes como el foxista Carlos Abascal y como su padre Salvador Abascal, quien publicó un libro contra Juárez titulado “Juárez Marxista”, y donde leemos:
"Los hechos demuestran que excede con mucho el indio zapoteca al turco, quizás judío en ese bárbaro oficio de odio, en exacta coincidencia con Carlos Marx, a la Iglesia Católica y consiguientemente a su obra, la Cultura Occidental"
Victoriano Huerta, el asesino de Madero, de Pino Suárez y luego del valiente legislador Belisario Domínguez (cuya madre, dicho sea de paso, era de origen guatemalteco, igual que la señora Klug), actuó con el apoyo de jerarcas católicos, que aplaudieron su llegada al poder, y que habían conspirado con él, como lo documenta Alfonso Taracena en su verdadera Revolución Mexicana.
Como dejó asentado el historiador y periodista, en febrero de 1913, días antes del cuartelazo de Huerta, se multiplicaban las conjuras secretas, de tal suerte que en el templo de la Profesa se reunía el arzobispo Mora y del Río, con el embajador estadounidense Henry Lane Wilson, y con Huerta y otros personajes para derrocar a Madero.
La violencia cristera condujo a esos fanáticos a desorejar y asesinar maestras rurales, a masacrar a los agraristas, y a perseguir a quienes no profesaban el catolicismo.
Ahora, como aliada histórica que es el PAN, la jerarquía justifica los desmanes de Fecal, incluyendo la militarización del país, que la propaganda oficialista intenta justificar apelando a una supuesta lucha contra “el narco”, que descansa, a su vez, en la absurda idea de mantener la criminalización de las drogas, como a principios del siglo XX sucedía con el alcohol, al cual, como es sabido, Fecal es muy adicto.
En suma, esos ciudadanos que van a protestar a Catedral están dando a la sociedad una lección de civismo y lucidez, están demostrando cómo se debe actuar, en momentos en que muchas personas se han dejado influir por la constante propaganda que difunden los “grandes” medios, sobre todo la televisión, en apoyo al gobierno de Fecal.