Wednesday, February 25, 2009

Nuevas protestas en Catedral

Nuevas protestas en Catedral
Edgar González Ruiz

Al igual que hace dos años, algunas personas se han manifestado a las puertas de Catedral contra los abusos del clero, y en defensa del estado laico.
Lo hacen valientemente, a pesar de que Norberto Rivera dispone, gracias a Calderón, de pefepos y elementos del Estado Mayor presidencial listos para reprimir a quien se atreva a cuestionar al jerarca, que sin embargo, cada semana arremete contra librepensadores, feministas y otros sectores de la sociedad, mediante la publicación clerical Desde la Fe.
De manera incongruente, los abogados de que dispone Norberto han llegado a acusar a sus críticos alegando que quien critique al cardenal, o en general al clero, incurre en “discriminación” contra los ensotanados, quienes desde hace años han organizado campañas contra las mujeres que abortan, contra los homosexuales etc.
Se ha destacado en esas protestas, con una gran valentía y sentido cívico, la señora Julia Klug, quien ha sufrido diversas agresiones, tanto físicas como judiciales, por parte de las huestes de Rivera.
El pasado viernes 20 de febrero, acudieron algunos manifestantes a las afueras de Catedral, cuestionando la intromisión del clero en asuntos políticos, y el contubernio de jerarcas católicos con el gobierno de Fecal.
En sus pancartas hacían notar el papel de la jerarquía católica a lo largo de la historia, avalando a personajes sanguinarios, como Hernán Cortés y Victoriano Huerta, oponiéndose a la Independencia de México, a la reforma Liberal encabezada por Benito Juárez, y a la revolución mexicana, y orquestando episodios sangrientos y retardatarios, como fue la guerra cristera de 1926 a 29, y ahora apoyando al PAN y al gobierno de Fecal, que buscan el expolio y la militarización del país.
Ciertamente, Cortés y la tropa de asesinos que conquistaron México, violaban, mutilaban y mataban apelando al nombre de Dios, como lo dejó asentado ese personaje en sus famosas Cartas de Relación a Carlos V.
Vale la pena citar un par de pasajes de la segunda de esas cartas, que data de 1520. Leemos: “Bien pareció que Dios fue el que por nosotros peleó, pues entre tanta multitud de gente y tan animosa y diestra en el pelear, y con tantos géneros de armas para nos ofender, salimos tan libres”.
Otro pasaje de los muchos que demuestran cómo se impuso la religión católica en el país: “Y como traíamos la bandera de la cruz, y pugnábamos por nuestra fe y por servicio de vuestra sacra majestad en su muy real ventura, nos dio Dios tanta victoria que les matamos mucha gente, sin que los nuestros recibiesen daño”.
En la Colonia, el Santo Oficio castigó e incluso mandó a la hoguera a personas acusadas de no profesar la religión católica, o incluso de decir algo contra ella, con una actitud que quisieran revivir Fecal y Norberto Rivera.
Miguel Hidalgo, fue degradado y excomulgado por haber encabezado la lucha por la Independencia, y es bien conocida la fobia de la jerarquía y de la derecha contra Benito Juárez, actitudes en las que se destacaron, más recientemente, personajes como el foxista Carlos Abascal y como su padre Salvador Abascal, quien publicó un libro contra Juárez titulado “Juárez Marxista”, y donde leemos:
"Los hechos demuestran que excede con mucho el indio zapoteca al turco, quizás judío en ese bárbaro oficio de odio, en exacta coincidencia con Carlos Marx, a la Iglesia Católica y consiguientemente a su obra, la Cultura Occidental"
Victoriano Huerta, el asesino de Madero, de Pino Suárez y luego del valiente legislador Belisario Domínguez (cuya madre, dicho sea de paso, era de origen guatemalteco, igual que la señora Klug), actuó con el apoyo de jerarcas católicos, que aplaudieron su llegada al poder, y que habían conspirado con él, como lo documenta Alfonso Taracena en su verdadera Revolución Mexicana.
Como dejó asentado el historiador y periodista, en febrero de 1913, días antes del cuartelazo de Huerta, se multiplicaban las conjuras secretas, de tal suerte que en el templo de la Profesa se reunía el arzobispo Mora y del Río, con el embajador estadounidense Henry Lane Wilson, y con Huerta y otros personajes para derrocar a Madero.
La violencia cristera condujo a esos fanáticos a desorejar y asesinar maestras rurales, a masacrar a los agraristas, y a perseguir a quienes no profesaban el catolicismo.
Ahora, como aliada histórica que es el PAN, la jerarquía justifica los desmanes de Fecal, incluyendo la militarización del país, que la propaganda oficialista intenta justificar apelando a una supuesta lucha contra “el narco”, que descansa, a su vez, en la absurda idea de mantener la criminalización de las drogas, como a principios del siglo XX sucedía con el alcohol, al cual, como es sabido, Fecal es muy adicto.
En suma, esos ciudadanos que van a protestar a Catedral están dando a la sociedad una lección de civismo y lucidez, están demostrando cómo se debe actuar, en momentos en que muchas personas se han dejado influir por la constante propaganda que difunden los “grandes” medios, sobre todo la televisión, en apoyo al gobierno de Fecal.

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