Wednesday, August 09, 2006

Periodistas derechizados

Independientemente de sus anteriores convicciones, muchos periodistas y comentaristas de los medios se han convertido, por intereses personales y por líneas editoriales en feroces enemigos de AMLO y en general del PRD.
Hay quienes hace dos años estaban preocupados por el avance político de la derecha y hoy no encuentran otro tema cotidiano para sus escritos y comentarios aparte de las críticas contra todo lo que haga o diga Obrador.
En el extremo, algunos se ha derechizado al grado de apoyar a Calderón, mientras que otros inventan distinciones absurdas según las cuales AMLO no es “de izquierda” sino “neoconservador”, mientras que el “centro” está constituido por yunquistas como Manuel Espino y por fundamentalistas del estilo de Abascal, y la “verdadera izquierda” vendría a estar representada por personajes como la exfeminista Patricia Mercado, comparsa de Fecal.
Una variante de ese discurso es la de algunas corrientes afines al EZ, que insisten en su crítica a AMLO y en marcar distancia respecto de él, pero que a la vez no parecen estar preocupadas por la presencia ulraderechista en el poder encarnada en personajes como los arriba mencionados, como el propio Fecal, Ana Teresa Aranda y muchos otros. Parecería que para esos sectores de la prendida izquierda “verdadera” la crítica a la ultraderecha, a pesar de que esté en el poder, es un asunto secundario.
La situación es en realidad más sencilla de lo que plantean esos discursos artificiosos: las elecciones fueron fraudulentas en sus diferentes etapas, de lo cual hay numerosas evidencias. En esas elecciones se confrontaron dos proyectos de nación: el del PAN, que se opone al estado laico, y defiende los intereses de los más ricos y del gobierno estadounidense, y el de AMLO, que es exactamente su contrario, de donde deriva su apoyo popular.
Pero al margen de discrepancias ideológicas es frecuente que los reporteros e incluso algunos columnistas deban o quieran subordinarse a las líneas editoriales dictadas desde el poder, de tal suerte que muchos de los que llevan acabo las campañas difamatorias contra AMLO ayer, en la época de Salinas, hicieron el mismo papel contra Cárdenas o contra el ala menos reaccionaria del PRI y a favor del PAN, e incluso, puesto que saben que la derecha no tiene en realidad raíces populares, excepto en algunas regiones del país, muy localizadas, también han llegado a criticar a la ultraderecha, pero hoy su bolsillo, su seguridad laboral y su mal entendido “crecimiento personal” les dictan calumniar cotidianamente a AMLO.
Hay casos muy específicos que han llamado la atención de algunos lectores. Uno de ellos es el de David Páramo de Poder Financiero, en el canal 40, quien “ha comenzado con su intensa campaña mediática y pagada en contra del AMLO”; sugiere el autor de ese comentario, atinadamente a mi entender, enviar críticas al mencionado periodista, con argumentos en defensa de AMLO y de la democracia.
Por mi parte sugeriría que en esas críticas se deben evitar los insultos personales y las expresiones demasiado agresivas, no porque no sean legítimas y explicables en el contexto en que vivimos, sino porque muchos comunicadores usan un amplio repertorio de sofismas para manipular a su audiencia, y uno de esos sofismas es el antiquísimo de tomar la parte por el todo, es decir, cuando llegan a responder en sus espacios a las críticas que se les hacen sólo retoman aquellas partes que menos benefician a su adversario, sean insultos o faltas de ortografía, y tramposamente omiten los argumentos donde se les refuta.

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