Vandalismo derechista
Vandalismo derechista
Edgar González Ruiz
Los enemigos del recuento de la votación del 2 de julio, han destruido obras de arte de José Luis Cuevas y otros pintores mexicanos, alusivas a esa demanda democrática, que se exponían en avenidas del centro histórico de la ciudad de México.
Presumiblemente, esa agresión contra la cultura del país forma parte de las represalias derechistas por la resistencia civil que contra el fraude electoral se lleva a cabo a partir de la manifestación del domingo 16 de julio, misma que congregó a más de un millón de personas en defensa del sufragio.
El acto de vandalismo tuvo lugar luego de que algunas personas increparan al candidato derechista Felipe Calderón, incidente en el cual uno de los manifestantes le dio un manotazo a los cristales de la camioneta blindada en la que acostumbra trasladarse Fecal, como un dictador, siempre rodeado de una fuerte escolta militar y poco dispuesto a comunicarse con el pueblo.
Poderosos medios de comunicación han magnificado este último incidente, a la vez que pasan por alto graves hechos como el referido vandalismo, al igual que una lista creciente de agresiones de panistas contra los simpatizantes de AMLO, y evitaron informar oportuna y verazmente acerca de la marcha gigantesca del domingo pasado.
La agresión de sectores de la derecha contra obras culturales y proyectos educativos es históricamente uno de los rasgos que la identifican y se deriva, por un lado, de la intolerancia propia de un conservadurismo católico cuyas raíces se remontan a época colonial, con instituciones como el Santo Oficio.
Por otro lado, en la derecha moderna es expresión de una mentalidad neoliberal que desprecia los valores éticos y estéticos, a la vez que idealiza el éxito en los negocios, y desdeña el conocimiento humanístico.
Vicente Fox y su esposa, Marta Sahagún, encarnan ese estereotipo del panista de nuevo cuño, que conserva algo del fanatismo religioso de sus ancestros, pero exhibe ante todo esa falta de interés por la cultura, al grado de que Fox ha llegado a referirse al escritor “José Luis Bourges” y Sahagún a la “Rabina Anat Tagore”.
A lo largo del siglo XX, y en lo que va del actual ha estado presente el vandalismo derechista, que condujo en 1948 a militantes de los Conejos y de otros grupos derechistas a dañar el famoso mural de Diego Rivera titulado Sueño de una tarde de domingo en la Alameda, porque se atrevía a mostrar la frase “Dios no existe”, como tema de una disertación filosófica del prócer liberal Ignacio Ramírez.
Años antes, en las guerras cristeras, que se llevaron a cabo de 1926 a 29 y de 1934 a 40, los fanáticos quemaban libros y escuelas y asesinaban cruelmente a maestras rurales acusándolas de que con sus enseñanzas corrompían a la niñez, pues según ellos era mejor tener un hijo ignorante que condenado al infierno. En la segunda de esas contiendas, en Zacatecas, se dio el caso de la joven maestra María Murillo, mutilada como Santa Agata, torturada y asesinada, por cristeros analfabetas que, pese a ello luego de hojear los libros de texto con los que enseñaba, habían decidido que eran inmorales. Un cineasta mexicano piensa llevar esa historia a las pantallas.
Ciertamente, hubo algunos intentos de ideólogos de la derecha de crear una cultura católica, quizás el último de ellos fue Salvador Abascal, padre del actual secretario de Gobernación, Carlos Abascal. Autor de 21 libros, Salvador Abascal fue fundador de la Unión Nacional Sinarquista, gran admirador de Francisco Franco y defensor de la Inquisición.
Pero el tono con el que se expresan predominantemente la derecha mexicana actual es diferente y mucho más peligroso, pues al lado de los resabios de fanatismo, ya sin rastros de erudición, muestra ese odio neoliberal por la historia y por la cultura.
En los años 50 a 60, grupos anticomunistas afines al PAN llevaban a la vez actos de vandalismo, sea destruyendo obras artísticas de pintores “comunistas”, o saboteando la exhibición de películas “subversivas”, de Luis Buñuel y otros cineastas.
En 1981, uno de esos grupos, que ahora tiene a su gente en el poder, gracias al ascenso político del PAN, propinó una tremenda golpiza a los actores de la obra Cúcara Mácara, por considerara antirreligiosa.
Pero la escalada vandálica de los panistas cobró fuerza en la época de Salinas de Gortari, pues uno de los actos que definieron la campaña de este fue el cierre de una exposición del pintor Rolando de la Rosa en el Museo de Arte Moderno.
En la campaña inquisitorial participaron empresarios y grupos derechistas que hoy apoyan a Fecal, como el Comité Nacional Provida y otras asociaciones político religiosas.
El fraude electoral de 1988, similar al que hoy presenciamos, y que se cometió también en agravio de la izquierda, llevó a Salinas a fortalecer sus vínculos con la derecha y a desencadenar la persecución de izquierdistas a lo largo de todo su sexenio.
Como resultado de esa alianza, llegaron al poder en muchos municipios gobiernos panistas que rápidamente se dieron a conocer por ejercer la censura y despreciar los valores artísticos, pues para ellos todo desnudo era “inmoral”.
En esos actos participaron personajes que hoy están en el gabinete panista, como Ana Rosa Payán, en ese tiempo alcaldesa de Mérida y actualmente encargada de Desarrollo Integral de la Familia.
Por su parte, Fecal, que era secretario general del PAN, avaló uno de los casos más dramáticos de la nueva inquisición panista, cuando en la ciudad de Salamanca, en 1992-93, las autoridades querían atribuir al joven Pablo Molinet el asesinato de su sirvienta usando entre otros testimonios el hecho de que el acusado leía libros “satánicos” como Por qué no soy cristiano, de Bertrand Russell. La indignación de Fecal era mayúscula porque algunos intelectuales y periódicos tomaron partido por Molinet.
Vale la pena mencionar otro ejemplo que tiene también secuelas políticas. A principios de marzo de 1997, en León, Guanajuato, el pintor Antonio Henaine denunció que su exposición Deseos, tentaciones y pecados no había podido ser exhibida en el museo de la ciudad, dado que las autoridades panistas la censuraron, alegando que su título "sugiere una obra pornográfica". El presidente del PAN en la entidad, Juan Manuel Oliva Ramírez, quien es nada menos que el actual gobernador electo, declaró en ese tiempo que "seguramente la decisión de vetar estos trabajos fue tomada en el seno del ayuntamiento, por lo tanto, es algo que se debe respetar; además, si la sociedad desea esto, los partidos políticos y las autoridades deben respetar las decisiones de los leoneses, que seguramente respaldan a su presidente municipal".
Las agresiones de fanáticos católicos y de panistas contra obras de arte han continuado, con la censura o destrucción de pinturas, esculturas y fotografías, hilvanando un largo anecdotario, cuya última página es la mencionada destrucción de las obras artísticas en defensa de la democracia.
Asimismo, en vísperas de las elecciones del 2 de julio, el panista Edgar Döring, como parte de su proselitismo a favor de Fecal, convocó en la Universidad Anáhuac del Norte, de los Legionarios de Cristo, a una quema de libros subversivos, condones y otros objetos que despiertan el odio de una derecha cada vez más fascista. ( ver: blogs.periodistadigital.com/gatopardo.php/2006/07/02/e_mail_invitandome_en_mexico_a_una_super - 74k)
Edgar González Ruiz
Los enemigos del recuento de la votación del 2 de julio, han destruido obras de arte de José Luis Cuevas y otros pintores mexicanos, alusivas a esa demanda democrática, que se exponían en avenidas del centro histórico de la ciudad de México.
Presumiblemente, esa agresión contra la cultura del país forma parte de las represalias derechistas por la resistencia civil que contra el fraude electoral se lleva a cabo a partir de la manifestación del domingo 16 de julio, misma que congregó a más de un millón de personas en defensa del sufragio.
El acto de vandalismo tuvo lugar luego de que algunas personas increparan al candidato derechista Felipe Calderón, incidente en el cual uno de los manifestantes le dio un manotazo a los cristales de la camioneta blindada en la que acostumbra trasladarse Fecal, como un dictador, siempre rodeado de una fuerte escolta militar y poco dispuesto a comunicarse con el pueblo.
Poderosos medios de comunicación han magnificado este último incidente, a la vez que pasan por alto graves hechos como el referido vandalismo, al igual que una lista creciente de agresiones de panistas contra los simpatizantes de AMLO, y evitaron informar oportuna y verazmente acerca de la marcha gigantesca del domingo pasado.
La agresión de sectores de la derecha contra obras culturales y proyectos educativos es históricamente uno de los rasgos que la identifican y se deriva, por un lado, de la intolerancia propia de un conservadurismo católico cuyas raíces se remontan a época colonial, con instituciones como el Santo Oficio.
Por otro lado, en la derecha moderna es expresión de una mentalidad neoliberal que desprecia los valores éticos y estéticos, a la vez que idealiza el éxito en los negocios, y desdeña el conocimiento humanístico.
Vicente Fox y su esposa, Marta Sahagún, encarnan ese estereotipo del panista de nuevo cuño, que conserva algo del fanatismo religioso de sus ancestros, pero exhibe ante todo esa falta de interés por la cultura, al grado de que Fox ha llegado a referirse al escritor “José Luis Bourges” y Sahagún a la “Rabina Anat Tagore”.
A lo largo del siglo XX, y en lo que va del actual ha estado presente el vandalismo derechista, que condujo en 1948 a militantes de los Conejos y de otros grupos derechistas a dañar el famoso mural de Diego Rivera titulado Sueño de una tarde de domingo en la Alameda, porque se atrevía a mostrar la frase “Dios no existe”, como tema de una disertación filosófica del prócer liberal Ignacio Ramírez.
Años antes, en las guerras cristeras, que se llevaron a cabo de 1926 a 29 y de 1934 a 40, los fanáticos quemaban libros y escuelas y asesinaban cruelmente a maestras rurales acusándolas de que con sus enseñanzas corrompían a la niñez, pues según ellos era mejor tener un hijo ignorante que condenado al infierno. En la segunda de esas contiendas, en Zacatecas, se dio el caso de la joven maestra María Murillo, mutilada como Santa Agata, torturada y asesinada, por cristeros analfabetas que, pese a ello luego de hojear los libros de texto con los que enseñaba, habían decidido que eran inmorales. Un cineasta mexicano piensa llevar esa historia a las pantallas.
Ciertamente, hubo algunos intentos de ideólogos de la derecha de crear una cultura católica, quizás el último de ellos fue Salvador Abascal, padre del actual secretario de Gobernación, Carlos Abascal. Autor de 21 libros, Salvador Abascal fue fundador de la Unión Nacional Sinarquista, gran admirador de Francisco Franco y defensor de la Inquisición.
Pero el tono con el que se expresan predominantemente la derecha mexicana actual es diferente y mucho más peligroso, pues al lado de los resabios de fanatismo, ya sin rastros de erudición, muestra ese odio neoliberal por la historia y por la cultura.
En los años 50 a 60, grupos anticomunistas afines al PAN llevaban a la vez actos de vandalismo, sea destruyendo obras artísticas de pintores “comunistas”, o saboteando la exhibición de películas “subversivas”, de Luis Buñuel y otros cineastas.
En 1981, uno de esos grupos, que ahora tiene a su gente en el poder, gracias al ascenso político del PAN, propinó una tremenda golpiza a los actores de la obra Cúcara Mácara, por considerara antirreligiosa.
Pero la escalada vandálica de los panistas cobró fuerza en la época de Salinas de Gortari, pues uno de los actos que definieron la campaña de este fue el cierre de una exposición del pintor Rolando de la Rosa en el Museo de Arte Moderno.
En la campaña inquisitorial participaron empresarios y grupos derechistas que hoy apoyan a Fecal, como el Comité Nacional Provida y otras asociaciones político religiosas.
El fraude electoral de 1988, similar al que hoy presenciamos, y que se cometió también en agravio de la izquierda, llevó a Salinas a fortalecer sus vínculos con la derecha y a desencadenar la persecución de izquierdistas a lo largo de todo su sexenio.
Como resultado de esa alianza, llegaron al poder en muchos municipios gobiernos panistas que rápidamente se dieron a conocer por ejercer la censura y despreciar los valores artísticos, pues para ellos todo desnudo era “inmoral”.
En esos actos participaron personajes que hoy están en el gabinete panista, como Ana Rosa Payán, en ese tiempo alcaldesa de Mérida y actualmente encargada de Desarrollo Integral de la Familia.
Por su parte, Fecal, que era secretario general del PAN, avaló uno de los casos más dramáticos de la nueva inquisición panista, cuando en la ciudad de Salamanca, en 1992-93, las autoridades querían atribuir al joven Pablo Molinet el asesinato de su sirvienta usando entre otros testimonios el hecho de que el acusado leía libros “satánicos” como Por qué no soy cristiano, de Bertrand Russell. La indignación de Fecal era mayúscula porque algunos intelectuales y periódicos tomaron partido por Molinet.
Vale la pena mencionar otro ejemplo que tiene también secuelas políticas. A principios de marzo de 1997, en León, Guanajuato, el pintor Antonio Henaine denunció que su exposición Deseos, tentaciones y pecados no había podido ser exhibida en el museo de la ciudad, dado que las autoridades panistas la censuraron, alegando que su título "sugiere una obra pornográfica". El presidente del PAN en la entidad, Juan Manuel Oliva Ramírez, quien es nada menos que el actual gobernador electo, declaró en ese tiempo que "seguramente la decisión de vetar estos trabajos fue tomada en el seno del ayuntamiento, por lo tanto, es algo que se debe respetar; además, si la sociedad desea esto, los partidos políticos y las autoridades deben respetar las decisiones de los leoneses, que seguramente respaldan a su presidente municipal".
Las agresiones de fanáticos católicos y de panistas contra obras de arte han continuado, con la censura o destrucción de pinturas, esculturas y fotografías, hilvanando un largo anecdotario, cuya última página es la mencionada destrucción de las obras artísticas en defensa de la democracia.
Asimismo, en vísperas de las elecciones del 2 de julio, el panista Edgar Döring, como parte de su proselitismo a favor de Fecal, convocó en la Universidad Anáhuac del Norte, de los Legionarios de Cristo, a una quema de libros subversivos, condones y otros objetos que despiertan el odio de una derecha cada vez más fascista. ( ver: blogs.periodistadigital.com/gatopardo.php/2006/07/02/e_mail_invitandome_en_mexico_a_una_super - 74k)
2 Comments:
Exactamente. Estamos moralmente obligados a añadir que no debemos caer nosotros mismos, partidarios de López Obrador, en las provocaciones de la derecha. Habiendo, en nuestra época, espacios abiertos (aunque sea de manera defectuosa) para nuestra libertad de expresión, hay que reprobar cualquier manifestación de violencia.
Excelente reseña, don Edgar.
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