Legisladores panistas: reaccionarios y tramposos
Más allá del fraude:
El Congreso derechista
Edgar González Ruiz
La lucha contra el fraude electoral y en defensa del triunfo de Andrés Manuel López Obrador ha unido a una gran parte de la ciudadanía, que se identifica también con los valores republicanos y la oposición a la continuidad de la derecha en el poder.
Ante ello, el PAN ha recurrido al poder del dinero, que puede comprar medios y magistrados y establecer convencieras alianzas políticas e incluso fabricar partidos títeres como el Panal.
En realidad, los proyectos derechistas, para perjuicio del pueblo mexicano, van más allá de la imposición presidencial, pues pretenden la anulación de las inconformidades populares en tanto obstáculos para el ejercicio del poder, así como la consolidación de proyectos conservadores que atentan contra el estado laico, y plutocráticos, que sirven a los grandes intereses económicos.
Con el fraude del 2 de julio el PAN pretende acceder no sólo a la presidencia, donde al parecer quiere imponer a Felipe Calderón, Fecal, recurriendo a una represión burdamente legitimada, sino también al control del poder legislativo, apuntalado en su alianza con el PRI, con el PANAL y muy probablemente con el partido de Patricia Mercado, oportunista por excelencia
Desde el Congreso, el PAN pretende impulsar reformas económicas de corte neoliberal, así como una política exterior proestadounidense y modificaciones conservadoras en beneficio de la jerarquía católica, pues México es uno de los muy pocos países de América Latina donde ha prevalecido un estado laico, pese a las reformas salinistas de 1992.
La composición de la fracción legislativa panista ilustra muy bien qué se puede esperar de esos flamantes y reaccionarios legisladores, muchos de ellos de trayectorias bien conocidas en el sector de la extrema derecha o de la plutocracia.
Encabeza la fracción de los senadores del blanquiazul el exsecretario de Gobernación, Santiago Creel, quien se incorporó al PAN apenas en 1999 sin contar con antecedentes conocidos en el conservadurismo católico, lo cual junto con algunos escándalos que protagonizó al frente de esa dependencia, le costó la candidatura a la presidencia.
A pesar de su falta de arraigo en la derecha, Creel se ha adaptado a la clase política panista, al grado de que muchos de sus correligionarios le agradecieron haberlos incorporado en esa dependencia, y lo consideraban dentro del gabinete de Fox como ejemplo de funcionario que sí daba preferencia a su partido. Asimismo, Creel fue, según ha trascendido, el delfín de Fox, que no llegó a realizar sus planes.
En el número 5 de lo senadores plurinominales se encuentra nada menos que Ramón Muñoz, personaje señalado como dirigente del Yunque, y considerado el más cercano asesor de Fox desde que este era gobernador de Guanajuato. Muñoz, quien ha sido ampliamente privilegiado en el actual gobierno, ha tenido vínculos ideológicos y de intereses también con el derechista empresario Lorenzo Servitje, uno de los patrocinadores de la guerra sucia contra AMLO.
En el lugar 8 de la se ubica Ricardo Torres Origel, ultraderechista de abolengo en Guanajuato y uno de los promotores en el 2000 de la famosa iniciativa para llevara la cárcel a las mujeres violadas que quisieran abortar. En el lugar 11 de la misma lista se sitúa Jorge Ocejo Moreno, empresario poblano con larguísima historia dentro de la ultraderecha
Entre los senadores de mayoría relativa hay un grupo compacto de panistas bien conocidos por su identificación con proyectos y grupos de la extrema derecha. Se cuentan entre ellos varios exgobernadores, como l empresario Felipe González, exmandatario de Aguascalientes, quien ha sido también dirigente de los Caballeros de Colón; Alejandro González Alcocer, exgobernador de Baja California, donde se dio a conocer por sus medidas contra los trabajadores y por el famoso caso Paulina, ocurrido en 1999, cuando militantes antiabortistas y funcionarios del PAN evitaron el aborto legal de una adolescente violada, así como el exgobernador de Jalisco, y muy cercano al cardenal y a grupos de la radical derecha tapatía, Alberto Cárdenas, y el exmandatario de Nuevo León, Fernando Canales, extitular de la SER muy activo, como otros panistas en la promoción del anticastrismo.
En las lista de los senadores panistas por mayoría se incluyen otros conocidos extremistas, que han ido ascendiendo en la escala política como resultado del acceso del PAN al poder, pasando de ser funcionarios municipales o estatales a legisladores federales. Es el caso, por ejemplo, de Ramón Galindo, de Chihuahua, quien se dio a conocer como municipe de Juárez durante la década pasada por sus medidas inquisitoriales y sus alardes religiosos. Tuvo fuertes problemas dentro de su partido, del cual incluso llegó a ser expulsado, pero al parecer ya los resolvió.
Muy similar es el caso de Alejandro Zapata Perogordo, quien en 1992 se oponía como funcionario municipal en San Luis a la educación sexual. También senador, en este caso por el DF, es ahora Federico Doring, promotor del desafuero en 2005 y de una iniciativa legal para destruir el laicismo en aras de la pretendida “libertad religiosa”. Cabe añadir que el también panista Edgar Doring, de un acendrado racismo y tendencias fascistas, fue el promotor de una quema de libros, condones y otros objetos subversivos en la Universidad Anáhuac en vísperas de las elecciones.
Los diputados plurinominales del PAN serán coordinados por Héctor Larios, artífice de la aprobación de la llamada Ley Televisa. Esa lista incluye asimismo a personajes ultradeechistas como el poblano Francisco Fraile, uno de los principales políticos panistas de esa entidad y el empresario Gerardo Aranda Orozco, hermano de Ana Teresa Aranda, hoy titular de Sedesol. Otro nuevo senador es Benjamín Gallegos Soto, quien a mediados de la década pasada se oponía en Aguascalientes a la educación sexual y a la libre expresión.
Visible es también la tendencia monarquista del PAN de implantar dinastías que hereditariamente se benefician con el poder. Son notorios los casos de vástagos de familias panistas en las listas legislativas. Uno que llama la atención entre os diputados purinominales, por la velocidad con que los gobernantes panistas pretenden consolidar esas aspiraciones:, es el de Ricardo Abascal Olascoaga, quien por sus apellidos es hijo de Carlos Abascal. En esa fórmula es propietaria María Elena Noriega Blanco Vigil, quien pertenece a una riquísima familia de origen español, emparentada con los dueños de Noriega Editores y encarna otra de las tendencias de la legislatura panista: la presencia de la plutocracia.
Casos especialmente vergonzosos dentro de los nuevos diputados del blanquiazul es el de destacados expriístas que se pasaron al PAN, como Diódoro Carrasco y como Benjamín González Roaro, con lo que han evidenciado que ellos no tienen convicciones sino intereses, que ponen al servicio del mejor postor.
Entre los nuevos diputados de mayoría, que como es natural incluyen muchos nombres de nuevos políticos hay otros de conocidas trayectorias, como Christian Castaño, de Nuevo León, quien fue dirigente juvenil del PAN, donde apoyó el activismo provida, fue nombrado titular del Instituto Mexicano de la Juventud, y es también uno de los promotores del anticastrismo panista.
Asimismo, se ve también la consolidación de una clase política constituida por personajes que ya han estado detentando cargos sin que representen las tendencias más radicales dentro de ese partido. Es el caso por ejemplo, de Carlos Madrazo Limón, exalcalde de Atizapán y exponente de las voraces tendencias empresariales con que empezaron a gobernar los panistas en diferentes estados y municipios; en la misma lista aparece el dirigente empresarial Antonio Sánchez Díaz de Rivera. Este último fue hasta hace poco subsecretario en Sedesol, bajo la gestión de Josefina Vázquez Mota, y es uno de los principales organizadores de grupos político empresariales, como la Coordinadora Ciudadana y como Sociedad en Movimiento, que ha sido uno de los principales grupos de choque contra AMLO, promotora de la guerra sucia y organizadora de raquíticas manifestaciones derechistas de quienes sólo entienden el lenguaje del dinero.
Es preciso oponerse a la continuidad de la derecha en el poder, más allá del fraude evidente en la elección presidencial, para evitar que nuestro país sea presa de los proyectos e intereses de personajes como los arriba mencionados.
El Congreso derechista
Edgar González Ruiz
La lucha contra el fraude electoral y en defensa del triunfo de Andrés Manuel López Obrador ha unido a una gran parte de la ciudadanía, que se identifica también con los valores republicanos y la oposición a la continuidad de la derecha en el poder.
Ante ello, el PAN ha recurrido al poder del dinero, que puede comprar medios y magistrados y establecer convencieras alianzas políticas e incluso fabricar partidos títeres como el Panal.
En realidad, los proyectos derechistas, para perjuicio del pueblo mexicano, van más allá de la imposición presidencial, pues pretenden la anulación de las inconformidades populares en tanto obstáculos para el ejercicio del poder, así como la consolidación de proyectos conservadores que atentan contra el estado laico, y plutocráticos, que sirven a los grandes intereses económicos.
Con el fraude del 2 de julio el PAN pretende acceder no sólo a la presidencia, donde al parecer quiere imponer a Felipe Calderón, Fecal, recurriendo a una represión burdamente legitimada, sino también al control del poder legislativo, apuntalado en su alianza con el PRI, con el PANAL y muy probablemente con el partido de Patricia Mercado, oportunista por excelencia
Desde el Congreso, el PAN pretende impulsar reformas económicas de corte neoliberal, así como una política exterior proestadounidense y modificaciones conservadoras en beneficio de la jerarquía católica, pues México es uno de los muy pocos países de América Latina donde ha prevalecido un estado laico, pese a las reformas salinistas de 1992.
La composición de la fracción legislativa panista ilustra muy bien qué se puede esperar de esos flamantes y reaccionarios legisladores, muchos de ellos de trayectorias bien conocidas en el sector de la extrema derecha o de la plutocracia.
Encabeza la fracción de los senadores del blanquiazul el exsecretario de Gobernación, Santiago Creel, quien se incorporó al PAN apenas en 1999 sin contar con antecedentes conocidos en el conservadurismo católico, lo cual junto con algunos escándalos que protagonizó al frente de esa dependencia, le costó la candidatura a la presidencia.
A pesar de su falta de arraigo en la derecha, Creel se ha adaptado a la clase política panista, al grado de que muchos de sus correligionarios le agradecieron haberlos incorporado en esa dependencia, y lo consideraban dentro del gabinete de Fox como ejemplo de funcionario que sí daba preferencia a su partido. Asimismo, Creel fue, según ha trascendido, el delfín de Fox, que no llegó a realizar sus planes.
En el número 5 de lo senadores plurinominales se encuentra nada menos que Ramón Muñoz, personaje señalado como dirigente del Yunque, y considerado el más cercano asesor de Fox desde que este era gobernador de Guanajuato. Muñoz, quien ha sido ampliamente privilegiado en el actual gobierno, ha tenido vínculos ideológicos y de intereses también con el derechista empresario Lorenzo Servitje, uno de los patrocinadores de la guerra sucia contra AMLO.
En el lugar 8 de la se ubica Ricardo Torres Origel, ultraderechista de abolengo en Guanajuato y uno de los promotores en el 2000 de la famosa iniciativa para llevara la cárcel a las mujeres violadas que quisieran abortar. En el lugar 11 de la misma lista se sitúa Jorge Ocejo Moreno, empresario poblano con larguísima historia dentro de la ultraderecha
Entre los senadores de mayoría relativa hay un grupo compacto de panistas bien conocidos por su identificación con proyectos y grupos de la extrema derecha. Se cuentan entre ellos varios exgobernadores, como l empresario Felipe González, exmandatario de Aguascalientes, quien ha sido también dirigente de los Caballeros de Colón; Alejandro González Alcocer, exgobernador de Baja California, donde se dio a conocer por sus medidas contra los trabajadores y por el famoso caso Paulina, ocurrido en 1999, cuando militantes antiabortistas y funcionarios del PAN evitaron el aborto legal de una adolescente violada, así como el exgobernador de Jalisco, y muy cercano al cardenal y a grupos de la radical derecha tapatía, Alberto Cárdenas, y el exmandatario de Nuevo León, Fernando Canales, extitular de la SER muy activo, como otros panistas en la promoción del anticastrismo.
En las lista de los senadores panistas por mayoría se incluyen otros conocidos extremistas, que han ido ascendiendo en la escala política como resultado del acceso del PAN al poder, pasando de ser funcionarios municipales o estatales a legisladores federales. Es el caso, por ejemplo, de Ramón Galindo, de Chihuahua, quien se dio a conocer como municipe de Juárez durante la década pasada por sus medidas inquisitoriales y sus alardes religiosos. Tuvo fuertes problemas dentro de su partido, del cual incluso llegó a ser expulsado, pero al parecer ya los resolvió.
Muy similar es el caso de Alejandro Zapata Perogordo, quien en 1992 se oponía como funcionario municipal en San Luis a la educación sexual. También senador, en este caso por el DF, es ahora Federico Doring, promotor del desafuero en 2005 y de una iniciativa legal para destruir el laicismo en aras de la pretendida “libertad religiosa”. Cabe añadir que el también panista Edgar Doring, de un acendrado racismo y tendencias fascistas, fue el promotor de una quema de libros, condones y otros objetos subversivos en la Universidad Anáhuac en vísperas de las elecciones.
Los diputados plurinominales del PAN serán coordinados por Héctor Larios, artífice de la aprobación de la llamada Ley Televisa. Esa lista incluye asimismo a personajes ultradeechistas como el poblano Francisco Fraile, uno de los principales políticos panistas de esa entidad y el empresario Gerardo Aranda Orozco, hermano de Ana Teresa Aranda, hoy titular de Sedesol. Otro nuevo senador es Benjamín Gallegos Soto, quien a mediados de la década pasada se oponía en Aguascalientes a la educación sexual y a la libre expresión.
Visible es también la tendencia monarquista del PAN de implantar dinastías que hereditariamente se benefician con el poder. Son notorios los casos de vástagos de familias panistas en las listas legislativas. Uno que llama la atención entre os diputados purinominales, por la velocidad con que los gobernantes panistas pretenden consolidar esas aspiraciones:, es el de Ricardo Abascal Olascoaga, quien por sus apellidos es hijo de Carlos Abascal. En esa fórmula es propietaria María Elena Noriega Blanco Vigil, quien pertenece a una riquísima familia de origen español, emparentada con los dueños de Noriega Editores y encarna otra de las tendencias de la legislatura panista: la presencia de la plutocracia.
Casos especialmente vergonzosos dentro de los nuevos diputados del blanquiazul es el de destacados expriístas que se pasaron al PAN, como Diódoro Carrasco y como Benjamín González Roaro, con lo que han evidenciado que ellos no tienen convicciones sino intereses, que ponen al servicio del mejor postor.
Entre los nuevos diputados de mayoría, que como es natural incluyen muchos nombres de nuevos políticos hay otros de conocidas trayectorias, como Christian Castaño, de Nuevo León, quien fue dirigente juvenil del PAN, donde apoyó el activismo provida, fue nombrado titular del Instituto Mexicano de la Juventud, y es también uno de los promotores del anticastrismo panista.
Asimismo, se ve también la consolidación de una clase política constituida por personajes que ya han estado detentando cargos sin que representen las tendencias más radicales dentro de ese partido. Es el caso por ejemplo, de Carlos Madrazo Limón, exalcalde de Atizapán y exponente de las voraces tendencias empresariales con que empezaron a gobernar los panistas en diferentes estados y municipios; en la misma lista aparece el dirigente empresarial Antonio Sánchez Díaz de Rivera. Este último fue hasta hace poco subsecretario en Sedesol, bajo la gestión de Josefina Vázquez Mota, y es uno de los principales organizadores de grupos político empresariales, como la Coordinadora Ciudadana y como Sociedad en Movimiento, que ha sido uno de los principales grupos de choque contra AMLO, promotora de la guerra sucia y organizadora de raquíticas manifestaciones derechistas de quienes sólo entienden el lenguaje del dinero.
Es preciso oponerse a la continuidad de la derecha en el poder, más allá del fraude evidente en la elección presidencial, para evitar que nuestro país sea presa de los proyectos e intereses de personajes como los arriba mencionados.
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