Monday, September 17, 2007

Los ingleses, derrotados en Irak

Mientras el pelele exhibe a sus tropas para amedrentar a la población y hace el ridículo al vestir de militares a sus hijos con motivo del desfile del 16 de septiembre, los ingleses se retiran de Basora, su último reducto en Irak, en lo que es un signo más de la derrota del nuevo militarismo. A continuación, una nota sobre la retirada británica, tomada del periódico Am, y un comentario de Rodolfo Sánchez Mena a esos hechos.




17/SEPTIEMBRE/2007
Dejan ingleses Basora



LONDRES / AP

Las fuerzas británicas comenzaron a retirarse de la última base que mantenían en la ciudad meridional de Basora, dijeron un legislador y un funcionario del Gobierno.
Unos 550 soldados estacionados en el Palacio de Basora abandonaron el lugar para unirse a otros cinco mil militares en una base aérea situada en las afueras de la ciudad.

El ministerio británico de Defensa no confirmó los detalles de manera inmediata, pero un funcionario del Gobierno dijo que el primer ministro Gordon Brown tenía conocimiento del operativo.

“Siempre ha sido nuestra intención reducir las fuerzas en Basora”, mientras el Ejército y la policía iraquíes se preparan para controlar las tareas de seguridad, manifestó un portavoz de la oficina de Brown en Londres, a condición de mantener su nombre en el anonimato.

En Basora, el mayor Mike Shearer, portavoz de las fuerzas británicas, dijo a la prensa que no podía ofrecer detalles.

“Puedo confirmar que se realiza un operativo, pero no daremos ningún otro detalle”, expresó Sheare.

Desde la invasión de 2003, Gran Bretaña ha utilizado la base para alojar allí a sus soldados y personal diplomático.

“Esta no es una medida inesperada, pero las familias del personal de servicio involucrado querrán saber que se han tomado todas las precauciones posibles para maximizar la seguridad durante este período”, manifestó el legislador de la oposición Liam Fox.

El diario británico Sunday Times, reportó en su edición de ayer que las fuerzas británicas podrían entregar sus responsabilidades en Basora el mes próximo.

El ministerio de Defensa dijo anteriormente que espera entregar el control de la seguridad de Basora, la última provincia que queda bajo el comando de las fuerzas británicas, antes de fin de año.


JUEGOS DE PODER


LOS INGLESES DERROTADOS EN BASORA
Por Rodolfo Sánchez Mena (LD 17-09-07)
E-mail: sanchezmena@yahoo.com


George Bush ha perdido la guerra de Irak, ante la huida de Basora del ejército inglés. Como decimos los mexicanos, los flemáticos ingleses optaron por huir, antes que verse en la triste condición de salir en estampida. Por eso, en la Casa Blanca, su huésped, sigilosamente, prepara la estrategia de la retirada, tanto de las tropas norteamericanas como de los republicanos.
La derrota de Bush arrastrará inevitablemente a sus aliados militares y políticos. Asistimos a un cambio global del poder, ante el ocaso del proyecto del Imperio y el ascenso de un mundo multipolar regional y de alianzas de potencias emergentes. Sud América ha avanzado con su propio proyecto, se ha negado a la firma del TELECAN con Bush, da prioridad a sus relaciones con Eurasia y la Unión Europea. En México, no nos ajustamos a los cambios. Una minoría de la élite politica y financiera se empeña en mantener a México anclado y a la deriva, atado al buque norteamericano que se hunde en la derrota militar, la pérdida del liderazgo mundial y la parálisis económica por la crisis hipotecaria.
De cualquier forma, la derrota militar y política de Bush repercute en contra de los aliados de la dinastía Bush, como son Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, así como los millonarios industriales, financieros y personeros que les deben todo. Lo que explica la serie de conflictos e incidentes que se presentan de manera cotidiana, la violencia incontrolable del crimen organizado, supuestos ataques narcoterroristas, atentados a altos jefes militares y a sus familias, golpes de pecho y amenazas a la seguridad e integridad del Presidente y su familia. En fin, un cúmulo de actos desesperados, ante un escenario de cambio drástico.
La importancia de la derrota del ejército inglés por las fuerzas insurgentes en Basora, se determina por ser la segunda ciudad más importante de Irak y donde la población mayoritaria es de la etnia shiíta. Basora es el principal puerto petrolero y principal acceso de Irak al mar. En cualquier momento, cuando así lo determine el gobierno iraquí emergente, todavía en la clandestinidad, suspenderá el flujo petrolero de Irak, impactando en el precio al alza de los mercados petroleros mundiales. Un escenario previsible en las negociaciones que dará fin a la guerra y el gobierno norteamericano, a nombre de sus aliados, firmará el acuerdo de paz.
La estrategia de inteligencia y militar anglo-norteamericana en Basora resultó un fracaso. En lugar de la adhesión de la población civil a la invasión, como repudio a Saddam Hussein, los ingleses se enfrentaron a un estado de guerra interminable. Las fuerzas insurgentes shiítas, sustentadas en el repudio de la población civil, resistieron y vencieron al poderoso ejército imperial inglés de ocupación militar, en una guerra asimétrica, con armas de destrucción de alta tecnología y el apoyo logística telemático satelital.
Mientras la estrategia informativa de los aliados enfatizaba el papel de los combatientes, como sicarios y terroristas suicidas, los resultados fueron otros. El papel global de los medios destacó el carácter letal y destructivo de los ataques, así como sus efectos contra la moral de las tropas invasoras, atemorizadas ante un alud de ataques. El ejército de combatientes solitarios, armados de heroicidad, multiplicó otras fuerzas combatientes y los ataques, hasta provocar la derrota y huida de las tropas inglesas de Basora.
Las elecciones norteamericanas del nuevo inquilino de la Casa Blanca, se deciden en las urnas del campo de batalla de Irak. La derrota de Bush en Irak por la huida de los ingleses en Basora, anticipan la derrota de los republicanos en las urnas. Quien pierde en el frente externo de batalla es derrotado en el frente interno político y tiene asegurado su fracaso en las elecciones. No hay de otra.
Bush y los republicanos dependen de un milagro, un candidato o una situación excepcional, pero difícilmente se cambiará el curso de los acontecimientos. Estos se han decidido ya en Basora y definido el rumbo invariable de los acontecimientos. Por eso, en Irak están dadas las condiciones para establecer un gobierno de unidad y reconciliación nacional. En Norteamérica, el candidato demócrata no tendrá ningún obstáculo para ganar la Presidencia.
Los costos globales de la derrota militar de Bush en Irak, presionan sobre el área geopolítica de México. Se multiplica la exigencia al gobierno de Felipe Calderón en materia de seguridad y energéticos, conforme al ASPAN. El tiempo concedido a Calderón Hinojosa para entregar resultados se le acaba. El grupo trasnacional de conspiradores del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, COMEXI, filial del Consejo Norteamericano, junto con funcionarios de seguridad, instrumentan los acuerdos del llamado Plan México. El plan es ceder recursos estratégicos a las corporaciones norteamericanas y supeditar a las Fuerzas Armadas de México al Comando Norte.
Las presiones se operan a través de la actuación de personeros y agentes -con coberturas respetables-, para generar conflictos y generar desacuerdos. En segundos, procesos legislativos, productos del acuerdo, son deshechos. Un ejemplo es Diego Fernández de Ceballos, auto declarado muerto y puesto en circulación, ante la emergencia de una nueva campaña contra el Congreso, por su rechazo a aceptar bases militares norteamericanas y toda cesión de soberanía por la firma de Pactos como el del transporte o el aduanero, celebrado en la Embajada norteamericana.
En otros tiempos, la coyuntura de la elección norteamericana y de las guerras norteamericanas, abría espacios para negociar el progreso de México y el bienestar de los mexicanos. Hoy, Calderón no tiene la capacidad de maniobra ni para negociar un espacio para dar el grito el 15 de septiembre. A estas alturas de desgaste, la mayor aspiración de Calderón es permanecer como Fox y, que otro mande, como lo hizo Marta Sahagún. En tanto los ex presidentes ni siquiera aspiran a una parcela de poder, solo están preocupados y ocupados por salvar la cabeza como lo hace Bush.
La coyuntura de las elecciones norteamericanas ofrece un espacio amplio de participación para que la imaginación y los proyectos alternativos cobren forma. Esta es una oportunidad excepcional. Debemos aprovecharla.

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