Sunday, March 04, 2007

Juana de Arco: del pueblo a la ultraderecha

Del pueblo a la ultraderecha
Juana de Arco
Edgar González Ruiz

Surgida como una figura popular que encarnó la defensa de Francia, más que de la monarquía, Juana de Arco se ha convertido en emblema de movimientos ultraderechistas en varios países del mundo.
Nacida el 6 de enero de 1412 en la aldea de Domremy, desde su infancia la heroína convirtió sus pensamientos y fantasías en voces de Dios y de los santos, que le ordenaron salvar a Francia del dominio inglés. Para ello, se vistió de soldado, y al frente de un pequeño ejercito tomó varias ciudades e hizo posible la coronación de Carlos VII, como monarca legítimo en oposición al gobierno títere de los británicos. Pero sus aliados claudicaron en la lucha, haciendo posible su captura y su proceso, que la llevó a morir en la hoguera, en 1431, acusada de hereje y hechicera, que obedecía a visiones demoníacas, además de que actuaba y vestía como hombre, en contradicción con los mandatos de Dios y de la naturaleza.
Juana de Arco ha representado diferentes historias, virtudes y proyectos, incluso contradictorios entre sí. Se le considera defensora a ultranza de la virginidad, lo cual podría estar muy a tono con el pontificado de Juan Pablo II, pero a la vez, en sus lejanos tiempos, reivindicó a su manera la participación social de la mujer. En La doncella, de Voltaire, Juana da motivo a una sátira de la virginidad, donde la heroína pierde una y otra vez toda la ropa y sirve como juguete erótico, pero conserva siempre su himen intacto, mientras que en La doncella de Orleáns, Schiller hace reflexionar también sobre la posibilidad de la castidad en la mente y en los deseos.
Empero, Juana de Arco ha conservado un aspecto de liberación sexual pues “es también la patrona de las lesbianas de París que, cuando desfilan por la ciudad, lo hacen portando una enorme Juana de Arco de papel maché” (Hinde Pomeraniec “Juana de Arco, un símbolo de la ultraderecha francesa” Clarín.com 05.05.2002).
En el plano político, algunos de sus biógrafos (por ejemplo H. Wallon Juana de Arco, Espasa Calpe, Madrid, 1963) han destacado su papel como legítima representante de un pueblo que, según esa interpretación, estaba dispuesto a ser encabezado por una campesina adolescente, carismática y valiente, que finalmente fue traicionada por el rey, Carlos VII, el mismo a quien había devuelto su corona peleando contra los ingleses, y por clérigos y cortesanos que representaban a las “instituciones” de la época, temerosas del poder popular y deseosas de establecer acuerdos convenencieros con los invasores de su país.
El Marqués de Sade tuvo en alta estima a Juana de Arco, en contraste con Isabel de Baviera, a quien la fantasía del escritor convierte en su asesina intelectual, y que de acuerdo con rumores de la época fue nada menos que la madre biológica de la santa nacionalista, cuyo padre sería Luis de Orleáns, amante de Isabel. Según Sade, Isabel de Baviera, esposa de Carlos VI, fue la asesina de dos de sus propios hijos y enemiga acérrima de un tercero de ellos, que fue precisamente Carlos VII, al que impide llegar al trono de Francia, mientras que Juana de Arco correspondería al arquetipo de Justine, víctima de los abusos de los poderosos contra la virtud y la castidad. Juana da motivo a Sade para hacer la siguiente reflexión sobre la injusticia divina: “…la voluntad de Dios dejó morir tranquilamente y a una edad avanzada a la pérfida Isabel, cubierta de crímenes, mientras que esa misma voluntad hizo morir en la hoguera, en la flor de la edad, a la criatura más sabia, más valiente y más asombrosa de su siglo” (Historia secreta de Isabel de Baviera, Rodolfo Alonso editor, Buenos Aires, 1971). .

Las Brigadas y el Frente
En su Historia de Francia (1830), el historiador Jules Michelet definió a Juana como un símbolo del patriotismo republicano, popular y anticlerical. “Pero la derecha tomó la posta pronto. Primero fue Maurice Barrès, luego Charles Maurras, quien veía en Juana la encarnación de la "francesidad" (Pomeraniec art. cit).
Ideólogo de la Acción Francesa, Maurras era partidario de restaurar la monarquía, y enemigo del estado laico, además de que listaba como fuerzas destructoras de Francia a las que llamaba los cuatro estados federados que subvertían Francia -judíos, protestantes, masones y extranjeros.
“Juana tuvo también una función ideológica durante el "affaire Dreyfuss", cuando se convirtió en la imagen de la patria, la raza superior y el coraje militar, todas estas características que, en el modelo nacionalista, se oponen al "judío", que es para ellos el símbolo de la anti-Francia”.
Beatificada en 1909, por Pío XI, fue canonizada en 1920, es decir, apenas un par de años luego de la terminación de la primera guerra mundial, por el Papa Benedicto XV, considerado el pontífice promotor de la conciliación entre las potencias imperialistas.
A seis años de su canonización, la geopolítica derechista la convirtió en símbolo de la contrarrevolución en México, que al igual que Francia tiene una fuerte tradición laicista, y donde las fuerzas femeninas que en la guerra cristera (1926-29) combatían contra el ejército para restaurar los privilegios del clero llevaban su nombre: Brigadas Juana de Arco.
Esas defensoras del fanatismo que pretendían emular a la doncella de Orleáns hacían un juramento de fidelidad, de rodillas y ante un crucifijo, antes de entrar a las Brigadas::
“Ante Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ante la Santí¬sima Virgen de Guadalupe y ante la faz de mi Patria, yo NN, juro que aunque me martiricen o me maten, aunque me halaguen o me prometan todos los reinos del mundo, guardaré todo el tiempo necesario secreto absoluto… Con la gracia de Dios, primero moriré que convertirme en delatora”.
Uno de los principales ideólogos de la cristíada, Anacleto González Flores, llevado a los altares por Juan Pablo II y Benedicto XVI, listaba como Maurras a los que consideraba miembros de la Trilogía Satánica: el Protestantismo, la Masonería y la Revolución.
A la fecha, en ámbitos afines a la tradición cristera, como la Universidad Autónoma de Guadalajara, fundada por el grupo utraderechista de los Tecos, de tendencias preconciliares, se sigue exaltando la figura de Juana como guerrera de la cristiandad, obediente a la monarquía.
A fines de 2006, la historiadora Sofía Villavicencio, de la UAG, presentaba en esa institución una ponencia sobre Juana donde exaltó “La fidelidad con que Santa Juana obedecía, la piedad con que rezaba, con la confianza con que esperaba en Dios, con la virilidad con que emprendía sus batallas; amigos todos, aquí, está el modelo, a nosotros nos toca seguirlo. Siempre guerreros, cristianos guerreros, santos guerreros. Santa Juan de Arco, rogar por nosotros”.
En la misma ocasión, el Maestro Manuel Vargas de la Torre habló sobre los que según él y la extrema derecha son los grandes héroes de la nación mexicana: Hernán Cortés, Agustín de Iturbide, el General Enrique Gorostieta y Miguel Miramón. Es decir, los conquistadores y los consevadores que lucharon con las armas contra el progreso y la libertad.
Con el mismo espíritu, medio millar de voluntarios franceses lucharon al lado de los franquistas en la Guerra Civil española, agrupados en la Bandera Juana de Arco. Posteriormente, grupos franquistas como el Movimiento Católico Español, fundado en 1981 por José Luis Corral, han retomado la figura de Juana, de tal suerte que en mayo de 2002 una delegación del MCE y sus juventudes, rodeada de iconografía franquista, participó en el homenaje dedicado por la derecha francesa a Juana de Arco.
En la década de los 60, la santa francesa prestó su nombre a organizaciones anticomunistas que luchaban contra lo que consideraban el principal peligro para la civilización cristiana: el ideal socialista.
En Francia, el ultraderechista Le Pen ha retomado a Juana de Arco, a quien rinde honores cada primero de mayo, como símbolo de la lucha contra lo que considera la decadencia de su país, motivada según él por los inmigrantes, que “quitan el trabajo a los ciudadanos franceses y traen la miseria, la delincuencia y la enfermedad. Es la carencia de una legislación más ruda que castigue a esos mismos inmigrantes que promueven "la anarquía, la violencia, el miedo". Es el diablo en el cuerpo de los políticos, que no comprenden que hay que luchar contra el extranjero porque "Francia debe ser para los franceses". Es la libertad sexual de los jóvenes, de las mujeres y —horror— de los gays”.

1 Comments:

Blogger busta said...

Es terrible y patético como se usan las figuras históricas para adoctrinar.

7:44 AM  

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