Saturday, February 17, 2007

La derecha y los medios

La derecha y los medios:
De la contrarrevolución a la guerra sucia
Edgar González Ruiz


Al lado del neoliberalismo y de la llamada nueva izquierda, el conservadurismo católico es una de las corrientes dominantes en América Latina, debido a las raíces históricas del subcontinente.
Se puede definir como tal un proyecto político que se opone al estado laico, reivindicando la autoridad de la jerarquía católica, una moral conservadora sobre la familia y la sexualidad, así como una revisión de la historia.
Además, a lo largo de la historia, esa corriente ha sido aliada del sector empresarial, por lo que hoy en día ha establecido una alianza ideológicamente contradictoria, pero operativa, con el llamado neoliberalismo, abriendo así la posibilidad de integración con la derecha religiosa del mundo anglosajón, que promovió Juan Pablo II sobre la base de la oposición al aborto y en general a la libertad sexual.
México ocupa un lugar peculiar en la geografía del conservadurismo, no sólo por su cercanía con Estados Unidos, sino porque, junto con Cuba Nicaragua, es uno de los pocos países que cuentan con leyes que garantizan la vigencia del estado laico. En todos los demás países, la Iglesia cuenta con grandes privilegios avalados por las leyes (Perú, Colombia, Argentina, Chile, etc) o incluso persiste la situación de que el catolicismo sea la religión oficial del país (como prescribe el artículo 75 de la constitución de Costa Rica).
En todos los países de AL operan organizaciones conservadoras, tanto nacionales como internacionales, así como partidos de esa filiación, que están agrupados en la ODCA. Hay también coaliciones de grupos de extrema derecha tienen filiales en diferentes países y su sede en Estados Unidos o en otros países del continente.
El control de los medios es estratégico para el conservadurismo, como lo es para cualquier proyecto político, pero en aquél tiene además otras motivaciones, pues el cristianismo es esencialmente una religión proselitista

Medios y recursos derechistas
Desde fines del siglo XIX, el catolicismo militante recurrió a la prensa así como a libros que tenían fines propagandísticos. En cada uno de los Estados de la República circulaban publicaciones y periódicos de la prensa católica, todos bajo la supervisión episcopal, como lo muestra la larga lista de inscripción del Congreso de Periodistas Católicos celebrado en México D.F., en 1909. También había publicaciones oficiales de la jerarquía y en particular del arzobispado de México. En 1912 se funda La Nación, Órgano del Partido Católico Nacional, y el 18 de octubre de 1941, Carlos Septién García creará la revista que existe hasta nuestros días como órgano oficial del PAN.
Su antecedente fue el Boletín de Acción Nacional, que se editó quincenalmente desde el 1 de diciembre de 1939 y hasta 11 meses después de su aparición.
A lo largo del siglo XX, fueron surgiendo movimientos católicos conservadores con sus propias publicaciones y en algunos casos con sus medios masivos de comunicación.
Anacleto González Flores, beatificado el año pasado a la vez que uno de los principales ideólogos y organizadores de la guerra cristera, promovió publicaciones contra el gobierno y fue un prolífico articulista que arremetía contra la que llamaba la trilogía satánica conformada por la revolución, el protestantismo y la masonería. Las huestes cristeras contaron con publicaciones como David, un pasquín que presentaba en su portada la imagen de David degollando a Goliat, y que pervivió en la segunda cristíada (34 a 40) en que glorificaba a Franco y a otros caudillos del bando nacionalista.
Fundado en Guanajuato en 1937, el Sinarquismo contó y cuenta con publicaciones periódicas, mientras que los Tecos, creados hacia 1934, han controlado el periódico Ocho Columnas, que junto con el Diario de Yucatán se cuenta entre los más conservadores del país. Con un tono más plural una línea editorial menos obvia, Reforma y sobre todo El Norte, fundados en 1994 y en 1938, respectivamente, están entre los periódicos más cercanos al PAN.
Tener influencia en los medios ha sido prioridad de muchos grupos conservadores con actividades internacionales, como son el Opus Dei, creado en España en 1929, los Legionarios de Cristo, fundado en México en 1941, que maneja la agencia Zenit, y el Sodalicio de Vida Cristiana, que tiene a su cargo la agencia ACI, Agencia Católica de Información.
Evidentemente, cuando la derecha está en el poder, militantes de ese sector tienen mayor acceso e influencia en los medios oficiales, como ha sido patente, por ejemplo, en la agencia Notimex, a partir del sexenio de Fox. Asimismo, es claro que muchas veces las líneas editoriales de los medios y la información que difunden se nutre de filtraciones de datos provenientes de los cuerpos de seguridad, por lo que en los últimos años esos datos han sido casi invariablemente dirigidos contra la izquierda y contra el priísmo.
Hoy en día, existen en el ciberespacio muchas redes ultraderechistas, que además pueden de esa manera identificarse y planear eventos en el mundo físico, como sucede con las demás fuerzas políticas. Así sucede, por ejemplo, con las redes “Yo influyo” y “Hazte Oir”, de México y de España, respectivamente (www.yoinfluyo.org ; www.hazteoir.org ), que conjuntamente participan en un activismo contra la izquierda y a favor de una moral sexual conservadora.
Otro aspecto fundamental de los proyectos derechistas sobre los medios es el uso de la censura, especialmente en temas sexuales y familiares. Para ello se han creado organizaciones, como A Favor de lo Mejor en los Medios, promovida por Lorenzo Servitje Sendra, dueño de Bimbo y miembro adherente del PAN, quien desde hace años ha estado usando su influencia en el medio empresarial y sus relaciones gubernamentales para evitar la difusión de contenidos críticos hacia la jerarquía o contrarios al conservadurismo.
Precisamente Servitje fue también uno de los principales personajes acusados de promover la llamada guerra sucia contra el PRD en las elecciones de 2006, lo que pone de manifiesto que hoy en día, la lucha contra el laicismo y la batalla contra el llamado populismo pueden ser dos aspectos de un proyecto compartido por sectores poderosos que buscan imponer dogmas religiosos a la par que intereses económicos.

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