Wednesday, October 17, 2007

Solidaridad con Julia Klug

Contra los abusos del clero:

Solidaridad con Julia Klug
Edgar González Ruiz

La señora Julia Klug Archila ha estado encabezando protestas ciudadanas en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, contra los abusos de Norberto Rivera, y en defensa del estado laico que la jerarquía católica pretende destruir.
También se ha manifestado contra el proyecto de la jerarquía católica de encarcelar a las mujeres que recurran al aborto, persecución que los ensotanados definen como “la defensa de la vida” .
El domingo 7 de octubre, Klug fue atropellada por la camioneta blindada de Norberto Rivera, a raíz de lo cual ha presentado una denuncia por lesiones contra el prelado y su chofer. En otras ocasiones, los ciudadanos que protestan en la Catedral han sido agredidos por el personal que custodia al prelado, actitud que no es nueva por parte del Arzobispado, pues cabe recordar que a mediados de los 90, su entonces director de comunicación social, Héctor Fernández Roussellon trataba de intimidar a los reporteros que acudían los domingos a Catedral, y en alguna ocasión incluso los amenazó con “mandarlos al Cuartel”.
El día que fue arrollada por el vehículo de Norberto, Julia se manifestaba en contra de que la Iglesia pueda ofrecer educación religiosa en las escuelas y poseer medios de comunicación.
Es decir, estaba expresando en forma abierta, directa y valiente el sentir de muchas personas y grupos, pues la defensa del laicismo mexicano, que en el pasado fue ejemplo para el mundo, se ha manifestado también en foros de opinión, con la participación de intelectuales, comunicadores, e incluso dirigentes de minorías religiosas.
Sin embargo, en los momentos que vivimos, con un gobierno espurio y derechista, empeñado en otorgar al clero mayores privilegios, como el acceso a la educación pública, a los medios de comunicación, al ejército, se hace necesario adoptar actitudes más enérgicas, como lo ha hecho la señora Klug, que ha golpeado a la corrupta jerarquía católica donde más le duele, que es la autoridad moral que pretende detentar sobre el pueblo de México en virtud de una tradición colonial de sumisión y fanatismo.
Aunque Julia Klug ha aclarado que no obedece a directivas de la Resistencia Civil Pacífica, y esta también se ha deslindado de sus protestas, el arzobispado ha estado atribuyendo al PRD y a la resistencia civil las acciones que ella protagoniza.
Incluso, hay quien ha señalado que sus protestas pueden ser “contraproducentes” al brindar a Norberto Rivera pretextos para presentarse como víctima de la izquierda y pedir más protección policiaca. La verdad es que el cuestionado prelado, al igual que otros de sus colegas, no necesitan de pretextos para agredir ni para victimizarse, esa es la forma en que actúan muchos jerarcas en todo el mundo. Precisamente, su fuerza no deriva de la convicción de la gente sino del miedo que creen infundir en los políticos y de la influencia que tiene sobre los grandes medios de comunicación.
El comportamiento de Klug marca un ejemplo de valor civil que deberíamos imitar, pues la intromisión del clero conservador, desde el Vaticano, en los asuntos nacionales es uno de los principales problemas que históricamente han enfrentado los países de América Latina.
Julia Klug es actualmente objeto de una campaña de linchamiento mediático y judicial por parte de las huestes clericales, al grado de que el miércoles 17 de octubre deberá presentarse a las 10 de la mañana ante el ministerio público de la delegación Cuauhtémoc ara responder a la demanda que puso contra ella Norberto Rivera “por amenazas”.
Y verdaderamente es cínica la actitud de Norberto, a quien la vox populi llama “Perverto” por las acusaciones que contra él pesan en Estados Unidos por su complicidad en un caso escandaloso de abuso sexual cometido por un cura mexicano.
Tampoco es la primera vez que Perverto recurre a la persecución judicial, pues en septiembre de 2006 las autoridades migratorias de la Segob castigaron al abogado estadounidense Jeff Anderson por haberse atrevido a denunciar en la ciudad de México esos hechos.
Uno de los ataques que los derechistas lanzan contra Klug es que no nació en México, sino que es guatemalteca. Efectivamente, nació en ese país, donde a los 7 años fue violada por un sacerdote al que le decían “Padre Chemita”.
Pero el hecho de que no sea mexicana de nacimiento es una razón de más para exaltar su valor y conciencia cívica, para defender el laicismo y las libertades cívicas en nuestro país.
Por el contrario, es lamentable la intromisión de extranjeros que están apoyando a los cuerpos represivos, como es el caso del cura guatemalteco Otto Francisco Galicia Soto, quien en la capellanía militar de Cristo Rey de la Paz, en Legaria y Periférico, a un costado de la Sedena, suele exaltar y bendecir, los sábados y domingos, las sangrientas tareas de la tropa al servicio de un gobierno que llegó al poder mediante el fraude.
Mientras que el contubernio entre el clero y el ejército prospera con la colaboración de personajes como ese párroco, que es hermético respecto a sus relaciones con los mandos militares, Klug ha recibido amenazas por su labor patriótica, como ella misma relata en una carta difundida en la Web, donde señala que “…a raíz de tanta mentira que nos pasan en la tele y algunos periódicos, estamos recibiendo agresiones en la calle de fanáticos que no ven que Dios no está en los templos blanqueados, está en el corazón de todo ser humano, noble de corazón. Lo que están haciendo es un linchamiento injusto…”. (senderodelpeje.blogspot.com)
Admirables, dignas de todo apoyo, son las protestas de Julia Klug contra los abusos clericales, mismos que amenazan no sólo a los no creyentes, a los ateos, agnósticos y librepensadores, sino a las diferentes iglesias, empezando por los católicos que entiende su religión como fuente de espiritualidad y no, a la manera de Norberto Rivera, como un proyecto político de las fuerzas derechistas contra el pueblo de México.

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