Medina y Fecal: planes dictatoriales
Medina Plascencia
Rebasar por la derecha
Edgar González Ruiz
El exgobernador de Guanajuato, Carlos Medina Plascencia, es uno de los políticos panistas más identificados con el conservadurismo católico, además de que, como Fox, representa también intereses y estilos empresariales.
Varias veces ha expresado su deseo de llegar a la presidencia, a la que hace dos años lanzó su precandidatura. Ahora reaparece como coordinador del proyecto de transición de Medina, como una evidencia más de lo que significa el ascenso político del PAN.
En marzo de 2004 en la época de su precampaña, Medina formó la Asociación Civil México 2020; el proyecto de Calderón, más ambicioso, se llama México 2030.
En lo que parece ser el anuncio de una virtual dictadura derechista, que de antemano ignora el descontento popular y la posibilidad de una derrota en las urnas, Medina ha declarado que el objetivo del proyecto es tener "un rumbo muy claro de hacia a dónde se va, hacia a dónde se quiere llegar con el paso del tiempo".
“De esto se está hablando: plantear el rumbo a largo plazo y que esta pauta sea transexenal y que no esté sujeta a coyunturas políticas o decisiones unipersonales o muy voluntariosas de quienes llegan a ejercer un cargo".
Al igual que Abascal, Medina Plascencia es uno de los abanderados de los proyectos clericales, por lo que si en el gabinete de Calderón estuviera ausente el primero de ellos, la presencia de Medina garantizaría la continuidad de las políticas contrarias al estado laico.
Dios y el Estado
Carlos Medina Plascencia nació en León, Guanajuato, el 14 de agosto de 1955. Como él mismo relata, su padre era acólito en la Catedral de León a la vez que trabajaba con su abuelo, quien tenía una curtiduría, que “hoy es una de las plantas curtidoras más grandes de Latinoamérica”.
Su esposa, Martha Padilla Vega es hija del exdirigente sinarquista Juan Ignacio Padilla García.
Medina estudió ingeniería química en el ITESM, trabajó en la empresa familiar Suelas Medina Torres; fue consejero de la COPARMEX y del Centro Empresarial de León. También participó en la Unión Social de Empresarios Mexicanos, fundada a mediados del siglo pasado por Lorenzo Servitje.
Es miembro activo del PAN desde 1985, donde ha participado como consejero estatal en Guanajuato y consejero nacional. Desde 1996 es integrante del Comité Ejecutivo Nacional del PAN. En varias ocasiones ha tratado de llegar a la presidencia de su partido, apoyado por los sectores más derechistas del mismo.
Fue regidor del Ayuntamiento de León (1986-1988) y Presidente Municipal de León (1989-1991). Precisamente en 1989, en uno de los primeros episodios de censura moralista por parte de munícipes panistas, en León se censuró un concierto de Rock que se celebraría el primero de octubre en homenaje a los mártires de Tlatelolco.
La policía detuvo y golpeó a varios de los asistentes por "alterar el orden público". Entre los detenidos estaban varios periodistas que compartieron la cárcel con una veintena de jóvenes, uno de ellos, pidió asilo político en Canadá.
El 19 de octubre del mismo año, La Jornada reportaba que Black Sabbath se presentaría el día 28, en un concierto organizado por la empresa Plustar, que contaba ya con los permisos del ayuntamiento.
Sin embargo, la asociación civil Gente como tú promovió que se hicieran llamadas telefónicas al alcalde leonés para que se cancelara la presentación de un grupo "satánico y sangriento que incita a la perversión a la juventud", a resultas de lo cual tres días más tarde la presidencia municipal revocaba la autorización señalando que el concierto podía convertirse en "instrumento para el consumo de drogas, actos vandálicos y desorden, y provoca la repulsa de la mayoría de los habitantes de la ciudad".
En 1991, como resultado de la concertacesión mediante la que Salinas entregó al PAN el gobierno de Guanajuato, en detrimento del priísta Ramón Aguirre y de Vicente Fox, quien fuera el candidato del blanquiazul en esa ocasión, Carlos Medina pasó a ser mandatario de esa entidad en un interinato que se prolongó hasta 1995.
Junto con Ernesto Ruffo, Francisco Barrio, Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza (mentor político de Calderón), Medina Plascencia se contaba entre los panistas consentidos del salinismo.
Sin embargo, contrariamente a la actitud que todos ellos tuvieron en esos momentos, hace apenas dos años, Medina reconoció en los siguientes términos el origen fraudulento del gobierno que los privilegió: “Las elecciones de julio de 1988, terminaron como todas las anteriores, en un fraudulento resultado a favor del candidato oficial Carlos Salinas de Gortari…. Maquío realizó un sinnúmero de actos de protesta siempre apoyado por multitudes. Formó un gabinete presidencial alternativo…El gobierno amenazaba con represión. No sirvió de nada…”
En la gubernatura, rápidamente, Medina Plascencia se dio a conocer ante la opinión pública por sus ideas conservadoras y su disposición a mezclar la política y la religión.
El 25 de enero de 1992 desató una gran controversia en la opinión pública al participar “como gobernador y como católico” en la peregrinación anual al Cerro del Cubilete.
“La tarea de modernizar a México- señaló en esa ocasión Medina Plascencia- es enorme y requerirá de que todos redoblemos nuestros esfuerzos para poder consolidar el proceso de cambio, pero el reto es de tan grandes proporciones que por sí solos no podríamos superarlo; por eso es necesario que nuestro trabajo y nuestra confianza se depositen en las manos de Dios”
En la nota publicada por José Antonio Román, en La Jornada, se mencionaba que el interino hizo uso de la palabra desde “el altar y en medio de la celebración eucarística”, y así aparece Medina en una fotografía publicada en la primera plana de Unomásuno el 26 de enero de 1992.
Otro de los oradores que participaron en el acto, fue el hoy gobernador de Morelos, Marco Antonio Adame, quien entonces era presidente del grupo conservador Testimonio y Esperanza, y afirmó que Medina Plascencia estaba “en su papel, y como cristiano perfecto, gobernador perfecto, hombre perfecto”. Adame siguió colaborando con Medina a quien lo unen lazos partidistas y religiosos.
A esas encendidas muestras de fervor religioso, Medina Plascencia sumaría muchas otras, de tal suerte que algunos días después de la peregrinación del Cubilete declaraba en la toma de posesión del obispo Rafael García que Guanajuato se ha caracterizado “por su enorme apego a los principios religiosos…se trata de una fe, de una fidelidad plena a la cruz y a la sangre de Cristo” (Documentación e Información Católica, 13 de febrero de 1992).
Fue criticado porque en su periodo se destinaron fondos públicos para la construcción de capillas, se censuró una conferencia sobre el aborto (donde participaría por cierto la excandidata Patricia Mercado), se imprimieron folletos de Provida en los Talleres Gráficos del Estado y se apoyaron los proyectos de ese grupo; mientras que el clero respaldó al PAN en las campañas políticas. En la época de la Conferencia del Cairo, en 1994, Medina defendía públicamente y “como gobernador de Guanajuato” (por ejemplo, en artículos publicados en El Universal) las posiciones del Vaticano en materia de moral sexual y políticas de población. En noviembre de 97, en una entrevista publicada en El Financiero, reiteraba ese tipo de opiniones al criticar los programas de educación sexual porque “…me parece que están yéndose a un sistema educativo muy liberal en el que pareciera que el sexo es una cuestión nada más de placer y no de responsabilidad en el ejercicio de estas extraordinarias virtudes que Dios le dio al hombre…”.
También ocasionó polémica el caso de Pablo Molinet, un adolescente a quien se acusaba del asesinato de su sirvienta y que finalmente, fue absuelto por la justicia federal. El asunto tuvo tintes religiosos pues se supo que la fiscal de Salamanca había indagado en sus lecturas personales, que incluían obras como ¿Por qué no soy cristiano?, de Bertrand Russell.
El negocio de la política: ahora es cuando
Como ha sucedido con otros gobiernos panistas, el de Medina fue cuestionado también por irregularidades y errores de los que reconoce algunos en su mencionado libro.
Entre otros temas que se comentaron a lo largo de su gestión y que suenan hoy familiares a muchos mexicanos luego de haber vivido el también empresarial estilo foxista, e incluso palidecen ante los abusos de la familia presidencial, se contaron: autoaumento abusivo de salario; construcción de un helipuerto en su casa, con recursos públicos; represión contra sindicalistas; desaparición de la Filarmónica del Bajío; alteración del Festival Internacional Cervantino; abusos del personal de seguridad de Medina contra ciudadanos; costoso y fallido intento de reubicar la capital de la entidad; negligencia del gobierno estatal para impedir la contaminación de la Presa de Silva ocasionada por empresas curtidoras; gasto superfluo en promoción personal.
Terminada su gestión como gobernador, Medina fue diputado federal en la LVII Legislatura, donde fungió como Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN; así como presidente de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, órgano de gobierno de la Cámara de Diputados en ese momento. Ha sido también senador plurinominal del PAN en la LVIII y LIX Legislaturas.
Asimismo, impartió asesorías a funcionarios panistas al frente de la firma Medina, Cordero, Martín y Asociados, S.C., despacho dedicado a la consultoría en Administración Pública.
Medina, quien ha defendido la mayor participación del PAN en el gobierno, se refería en el libro promocional de su precampaña, a la necesidad de mantener la “trilogía PAN-gobierno-sociedad” y alardeaba de que “como sociedad logramos un sistema electoral en el cual los votos ahora sí son respetados” (sic)
Rebasar por la derecha
Edgar González Ruiz
El exgobernador de Guanajuato, Carlos Medina Plascencia, es uno de los políticos panistas más identificados con el conservadurismo católico, además de que, como Fox, representa también intereses y estilos empresariales.
Varias veces ha expresado su deseo de llegar a la presidencia, a la que hace dos años lanzó su precandidatura. Ahora reaparece como coordinador del proyecto de transición de Medina, como una evidencia más de lo que significa el ascenso político del PAN.
En marzo de 2004 en la época de su precampaña, Medina formó la Asociación Civil México 2020; el proyecto de Calderón, más ambicioso, se llama México 2030.
En lo que parece ser el anuncio de una virtual dictadura derechista, que de antemano ignora el descontento popular y la posibilidad de una derrota en las urnas, Medina ha declarado que el objetivo del proyecto es tener "un rumbo muy claro de hacia a dónde se va, hacia a dónde se quiere llegar con el paso del tiempo".
“De esto se está hablando: plantear el rumbo a largo plazo y que esta pauta sea transexenal y que no esté sujeta a coyunturas políticas o decisiones unipersonales o muy voluntariosas de quienes llegan a ejercer un cargo".
Al igual que Abascal, Medina Plascencia es uno de los abanderados de los proyectos clericales, por lo que si en el gabinete de Calderón estuviera ausente el primero de ellos, la presencia de Medina garantizaría la continuidad de las políticas contrarias al estado laico.
Dios y el Estado
Carlos Medina Plascencia nació en León, Guanajuato, el 14 de agosto de 1955. Como él mismo relata, su padre era acólito en la Catedral de León a la vez que trabajaba con su abuelo, quien tenía una curtiduría, que “hoy es una de las plantas curtidoras más grandes de Latinoamérica”.
Su esposa, Martha Padilla Vega es hija del exdirigente sinarquista Juan Ignacio Padilla García.
Medina estudió ingeniería química en el ITESM, trabajó en la empresa familiar Suelas Medina Torres; fue consejero de la COPARMEX y del Centro Empresarial de León. También participó en la Unión Social de Empresarios Mexicanos, fundada a mediados del siglo pasado por Lorenzo Servitje.
Es miembro activo del PAN desde 1985, donde ha participado como consejero estatal en Guanajuato y consejero nacional. Desde 1996 es integrante del Comité Ejecutivo Nacional del PAN. En varias ocasiones ha tratado de llegar a la presidencia de su partido, apoyado por los sectores más derechistas del mismo.
Fue regidor del Ayuntamiento de León (1986-1988) y Presidente Municipal de León (1989-1991). Precisamente en 1989, en uno de los primeros episodios de censura moralista por parte de munícipes panistas, en León se censuró un concierto de Rock que se celebraría el primero de octubre en homenaje a los mártires de Tlatelolco.
La policía detuvo y golpeó a varios de los asistentes por "alterar el orden público". Entre los detenidos estaban varios periodistas que compartieron la cárcel con una veintena de jóvenes, uno de ellos, pidió asilo político en Canadá.
El 19 de octubre del mismo año, La Jornada reportaba que Black Sabbath se presentaría el día 28, en un concierto organizado por la empresa Plustar, que contaba ya con los permisos del ayuntamiento.
Sin embargo, la asociación civil Gente como tú promovió que se hicieran llamadas telefónicas al alcalde leonés para que se cancelara la presentación de un grupo "satánico y sangriento que incita a la perversión a la juventud", a resultas de lo cual tres días más tarde la presidencia municipal revocaba la autorización señalando que el concierto podía convertirse en "instrumento para el consumo de drogas, actos vandálicos y desorden, y provoca la repulsa de la mayoría de los habitantes de la ciudad".
En 1991, como resultado de la concertacesión mediante la que Salinas entregó al PAN el gobierno de Guanajuato, en detrimento del priísta Ramón Aguirre y de Vicente Fox, quien fuera el candidato del blanquiazul en esa ocasión, Carlos Medina pasó a ser mandatario de esa entidad en un interinato que se prolongó hasta 1995.
Junto con Ernesto Ruffo, Francisco Barrio, Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza (mentor político de Calderón), Medina Plascencia se contaba entre los panistas consentidos del salinismo.
Sin embargo, contrariamente a la actitud que todos ellos tuvieron en esos momentos, hace apenas dos años, Medina reconoció en los siguientes términos el origen fraudulento del gobierno que los privilegió: “Las elecciones de julio de 1988, terminaron como todas las anteriores, en un fraudulento resultado a favor del candidato oficial Carlos Salinas de Gortari…. Maquío realizó un sinnúmero de actos de protesta siempre apoyado por multitudes. Formó un gabinete presidencial alternativo…El gobierno amenazaba con represión. No sirvió de nada…”
En la gubernatura, rápidamente, Medina Plascencia se dio a conocer ante la opinión pública por sus ideas conservadoras y su disposición a mezclar la política y la religión.
El 25 de enero de 1992 desató una gran controversia en la opinión pública al participar “como gobernador y como católico” en la peregrinación anual al Cerro del Cubilete.
“La tarea de modernizar a México- señaló en esa ocasión Medina Plascencia- es enorme y requerirá de que todos redoblemos nuestros esfuerzos para poder consolidar el proceso de cambio, pero el reto es de tan grandes proporciones que por sí solos no podríamos superarlo; por eso es necesario que nuestro trabajo y nuestra confianza se depositen en las manos de Dios”
En la nota publicada por José Antonio Román, en La Jornada, se mencionaba que el interino hizo uso de la palabra desde “el altar y en medio de la celebración eucarística”, y así aparece Medina en una fotografía publicada en la primera plana de Unomásuno el 26 de enero de 1992.
Otro de los oradores que participaron en el acto, fue el hoy gobernador de Morelos, Marco Antonio Adame, quien entonces era presidente del grupo conservador Testimonio y Esperanza, y afirmó que Medina Plascencia estaba “en su papel, y como cristiano perfecto, gobernador perfecto, hombre perfecto”. Adame siguió colaborando con Medina a quien lo unen lazos partidistas y religiosos.
A esas encendidas muestras de fervor religioso, Medina Plascencia sumaría muchas otras, de tal suerte que algunos días después de la peregrinación del Cubilete declaraba en la toma de posesión del obispo Rafael García que Guanajuato se ha caracterizado “por su enorme apego a los principios religiosos…se trata de una fe, de una fidelidad plena a la cruz y a la sangre de Cristo” (Documentación e Información Católica, 13 de febrero de 1992).
Fue criticado porque en su periodo se destinaron fondos públicos para la construcción de capillas, se censuró una conferencia sobre el aborto (donde participaría por cierto la excandidata Patricia Mercado), se imprimieron folletos de Provida en los Talleres Gráficos del Estado y se apoyaron los proyectos de ese grupo; mientras que el clero respaldó al PAN en las campañas políticas. En la época de la Conferencia del Cairo, en 1994, Medina defendía públicamente y “como gobernador de Guanajuato” (por ejemplo, en artículos publicados en El Universal) las posiciones del Vaticano en materia de moral sexual y políticas de población. En noviembre de 97, en una entrevista publicada en El Financiero, reiteraba ese tipo de opiniones al criticar los programas de educación sexual porque “…me parece que están yéndose a un sistema educativo muy liberal en el que pareciera que el sexo es una cuestión nada más de placer y no de responsabilidad en el ejercicio de estas extraordinarias virtudes que Dios le dio al hombre…”.
También ocasionó polémica el caso de Pablo Molinet, un adolescente a quien se acusaba del asesinato de su sirvienta y que finalmente, fue absuelto por la justicia federal. El asunto tuvo tintes religiosos pues se supo que la fiscal de Salamanca había indagado en sus lecturas personales, que incluían obras como ¿Por qué no soy cristiano?, de Bertrand Russell.
El negocio de la política: ahora es cuando
Como ha sucedido con otros gobiernos panistas, el de Medina fue cuestionado también por irregularidades y errores de los que reconoce algunos en su mencionado libro.
Entre otros temas que se comentaron a lo largo de su gestión y que suenan hoy familiares a muchos mexicanos luego de haber vivido el también empresarial estilo foxista, e incluso palidecen ante los abusos de la familia presidencial, se contaron: autoaumento abusivo de salario; construcción de un helipuerto en su casa, con recursos públicos; represión contra sindicalistas; desaparición de la Filarmónica del Bajío; alteración del Festival Internacional Cervantino; abusos del personal de seguridad de Medina contra ciudadanos; costoso y fallido intento de reubicar la capital de la entidad; negligencia del gobierno estatal para impedir la contaminación de la Presa de Silva ocasionada por empresas curtidoras; gasto superfluo en promoción personal.
Terminada su gestión como gobernador, Medina fue diputado federal en la LVII Legislatura, donde fungió como Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN; así como presidente de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, órgano de gobierno de la Cámara de Diputados en ese momento. Ha sido también senador plurinominal del PAN en la LVIII y LIX Legislaturas.
Asimismo, impartió asesorías a funcionarios panistas al frente de la firma Medina, Cordero, Martín y Asociados, S.C., despacho dedicado a la consultoría en Administración Pública.
Medina, quien ha defendido la mayor participación del PAN en el gobierno, se refería en el libro promocional de su precampaña, a la necesidad de mantener la “trilogía PAN-gobierno-sociedad” y alardeaba de que “como sociedad logramos un sistema electoral en el cual los votos ahora sí son respetados” (sic)
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