Saturday, December 16, 2006

Mariano Azuela Guitrón: reaccionario y pragmático

Mariano Azuela
La herencia del poder
Edgar González Ruiz

Personaje identificado con sus raíces católicas, pero ante todo con los intereses del poder, Mariano Azuela deja a la Suprema Corte de Justicia de la Nación fragmentada por conflictos internos y cuestionada por su subordinación a la derecha que nos gobierna, de tal suerte que el saldo de su gestión al frente del máximo tribunal del país incluye lo mismo el apoyo al famoso desafuero de AMLO que la impunidad otorgada a Fox por las irregularidades de su labor mediática en apoyo al candidato derechista.
El viernes 8 de diciembre, al rendir su último informe de labores, el nieto del destacado escritor mexicano Mariano Azuela, mencionó, usando una retórica confusa, abundante en los eufemismos de la clase política, que “Al entregarse la estafeta y en la etapa anterior a ello se producirá el riesgo de distanciamientos o, aún de formas diversas de conductas de protesta, implícita o explícita. Evitarlo sólo será posible si con entusiasmo contagioso nos preocupamos por lograr la unidad y por defenderla a toda costa, con la convicción de que eso es lo que México nos pide”.
Anticipando en forma cantinflesca un conflicto en la reñida elección a la presidencia de la SCJN, que habrá de resolverse el próximo 2 de enero, y evocando inevitablemente lo ocurrido en los comicios presidenciales, indicó que: “paradójicamente, la posibilidad de alcanzar el triunfo en las contiendas y la obtención de éste por márgenes reducidos, produce descontentos y reacciones diversas en los perdedores que llega a dar la impresión de retrocesos políticos y aún de reacciones de añoranza de un pasado, afortunadamente superado”.

Raíces clericales
“Un cura al frente de la Suprema Corte”, pensaron algunos luego del nombramiento de Azuela Guitrón en ese cargo, el 2 de enero de 2003. Se sabía también que el nuevo funcionario “va a la iglesia casi todos los días” y aunque se afirmaba que “no mezcla su credo con la profesión”(Carlos Avilés Allende en El Universal, 27 de agosto de 2006), lo cierto es que durante años había estado pregonado las ideas conservadoras y había participado en grupos de ese sector.
Nacido el primero de abril de 1936 y nieto del médico y escritor Mariano Azuela, autor de Los de Abajo, la famosa novela sobre la revolución mexicana, el padre de Azuela Guitrón fue Mariano Azuela Rivera (1904 a 1993), quien fue licenciado en derecho por la UNAM (1927), magistrado fundador del Tribunal Fiscal de la Federación y ministro de la SCJN (en dos periodos: de 1951 a 57 y de 1960 a 72) y senador de la República (1958 a 60).
Azuela Guitrón tuvo sus principales influencias ideológicas no en su abuelo, sino en el conservadurismo más rancio, casi a la manera del asumido por Carlos Abascal, con quien, sabiéndolo o no, compartió ideas y posteriormente una militancia en grupos católicos.
El 17 de junio de 1960, Mariano Azuela Guitrón se tituló como licenciado en derecho por la UNAM, con la tesis "Los Grandes Temas del Derecho y del Estado a la Luz de la Doctrina Pontificia Contemporánea".
En ese trabajo profesional, que tuvo como director al "licenciado y presbítero" José de Jesús Navarro, Azuela se lamentaba de que "Olvidamos nuestra vocación tradicional católica para proclamar ideologías de una Europa alejada de sus fuentes cristianas originales..."
Asimismo, el hoy presidente de la SCJN elogiaba a los pensadores que "superando prejuicios" pugnaban por un "retorno a las raíces cristianas de nuestra cultura" y clamaba en su tesis: "!Dios os ayudará! !Dios será vuestra fuerza! !Dios! !Dios! Que resuene este nombre inefable, fuente de todo derecho, de toda justicia y libertad en nuestras reuniones públicas, en nuestras plazas, en nuestras casas, en nuestras oficinas, en las labores de los literatos y de los obreros, en las páginas de los periódicos y en las emisoras de radio"
Parafraseando los planteamientos pontificios escribía Azuela que el estado debe sujetarse a la meta de conseguir el Bien Común, cuyo centro es la persona humana que "para alcanzar su pleno perfeccionamiento necesita además del estado, de otra sociedad perfecta, la Iglesia..."
A lo largo de su trabajo de tesis, Azuela enunciaba una serie de críticas a la legislación mexicana que han hecho personajes y grupos del conservadurismo católico desde el siglo pasado y que casi en los mismos términos siguen haciendo hoy en día.
Afirmaba, por ejemplo: "La Constitución de 1857, a pesar de que se inicia el decreto con las palabras "En el nombre de Dios..." recoge todas las ideas del liberalismo y da el paso más efectivo en la ruta hacia el desorden y el caos. Después, la Constitución de 1917 acoge muchos de los preceptos liberales de la Carta Magna anterior y contribuye también a que la sociedad de México se aleje, cada vez más, de la estructuración social exigida por la misma naturaleza"
Criticaba al artículo tercero de la Constitución en los siguientes términos: "prohíbe en una contradicción manifiesta que se contribuya a su perfeccionamiento (de las personas) al proscribir la enseñanza de toda doctrina religiosa..."
También se manifestaba contra el divorcio: "la legislación mexicana no protege en su plenitud a la familia ya que autoriza en ciertos casos concediendo las mayores facilidades, el rompimiento del vínculo conyugal, cuya constitución sólo puede emanar de las autoridades civiles"
A lo largo de su vida, Azuela ha sido profesor en una de las más conocidas escuelas católicas preuniversitarias, el CUM, Colegio Universitario México, en la Universidad Iberoamericana, manejada por jesuitas y, a nivel de posgrado, en la Universidad Panamericana, perteneciente al Opus Dei.
En la UIA, Azuela Guitrón ha impartido el curso de Derecho, sociedad y estado, el cual a principios de los 90 sustituyó a la materia de Sociología que se impartía dentro de su formación básica a los estudiantes de derecho.
En los años 90, Azuela seguía enarbolando, aunque menos abiertamente, las ideas radicales que sustentaba en su tesis de licenciatura. Azuela Guitrón elaboró el libro Derecho, sociedad y estado como material didáctico para esa asignatura (M. Azuela Guitrón. Derecho, sociedad y estado, Universidad Iberoamericana, México, 1995, segunda edición), que vino a ser una especie de curso de moral y de religión, como lo indica el contenido de este texto, basado en su mayor parte en documentos y declaraciones de diversos pontífices y autores católicos que se reproducen parcial o íntegramente con comentarios del autor y ejercicios y problemas sugeridos por él.
Las páginas iniciales del libro incluyen un cuestionario que, sugiere Azuela, el profesor debe aplicar a los alumnos para facilitar el proceso de enseñanza. Entre las preguntas incluidas hay algunas que sorprenden, pues implican una intromisión en la vida personal y en las convicciones políticas o religiosas del alumno. Por ejemplo: profesión del padre, actividad específica a la que el padre se dedica, ":¿Cuál consideras que es el sentido de la vida de un hombre?"; "¿Qué piensas sobre el matrimonio y la familia?"; "¿Tiene para ti algún sentido el cristianismo?"; "¿Qué opinas sobre el gobierno de México?".
El texto abunda en problemas y ejercicios donde sutil o abiertamente se trataba de influir sobre las actitudes del alumno para llevarlos a cuestionar preceptos como el tercero constitucional, que en ese tiempo se oponía a la enseñanza religiosa incluso en las escuelas privadas.
Al abordar el tema de La verdad, sus aspectos objetivos y subjetivos, Azuela plantea a sus alumnos que califiquen como verdaderas o falsas proposiciones como las siguientes: "La familia es la base de la sociedad. Si las familias no cumplen con sus fines, la sociedad se debilita"; "El matrimonio monogámico e indisoluble es indispensable para el buen funcionamiento de una familia".
Aunque aparentemente se dejaba a los alumnos un margen de libertad de opinión sobre enunciados como esos, en capítulos subsiguientes del libro, Azuela responderá positiva y dogmáticamente a cada una de las preguntas anteriores. Es una técnica que usan muchos autores para hacer creer a los alumnos o lectores que ya reflexionaron y que finalmente llegaron, al igual que el autor, a la conclusión acorde con ciertos dogmas.
Otro de los "problemas" que Azuela plantea a sus alumnos, al discutir el tema de la libertad, es este:
"En una familia, los padres, con mentalidad tradicionalista, señalan un conjunto de rígidas normas que deben cumplirse. Entre ellas unas son de carácter religioso, como asistir a misa el domingo a una hora determinada. De tres hijos, sus reacciones son las siguientes: el primero, por temor al castigo, acepta la orden y cumple formalmente con ella; el segundo la rechaza, sin importarle el castigo; el tercero compra libros sobre lo que es la misa y convencido de su significado decide ir a misa diariamente”. Al final de la enumeración, preguntaba capciosamente Azuela a sus lectores: “¿Cómo actuó la libertad en cada joven?"
En ese libro de texto, Azuela Guitrón incluía materiales como el siguiente texto tomado a su vez de Vida, pasión y muerte del mexicano, de Joaquín Peñalosa, que parecería una premonición de los spots de los últimos días del foxismo:
"Prólogo a los niños mexicanos que están por nacer. queridos niños: lo primero que deseo a ustedes que están por nacer, es que nazcan...la divina providencia les ha deparado el privilegio de nacer en México y de ser mexicanos, una de las pocas cosas serias que puede ser un hombre".
El capítulo 6 del libro de Azuela Guitrón está dedicado a "La persona humana, derechos fundamentales" y plantea entre otros los siguientes puntos, algunos de ellos parafraseados de documentos pontificios como la Carta de los Derechos de la Familia:
El hombre tiene "La posibilidad de buscar la verdad libremente y, dentro de los limites del orden moral y del bien común, manifestar y difundir sus opiniones" Nótese que a pesar del tono aparentemente abierto y liberal con el que comienza esta máxima, se subordina la libertad de expresión a un supuesto "orden moral" y al "bien común".
"Entre los derechos del hombre débese enumerar también el de poder venerar a Dios, según la recta norma de su conciencia, y profesar la religión en privado y en público….” "...derecho a elegir el estado de vida que prefiera (cada persona) y, por consiguiente, a fundar una familia...o a seguir la vocación del sacerdocio o de la vida religiosa"
"La familia se funda en el matrimonio libremente contraído, uno e indisoluble, es necesario considerarlo como la semilla primera y natural de la sociedad humana...."
"A los padres ...corresponde antes que a nadie el derecho de mantener y educar a los hijos"
El tema 8 del libro, titulado "Matrimonio y Familia" es una exposición de la moral conservadora católica que exalta la abstinencia, el pudor y la concepción tradicional del matrimonio.
Se dice, por ejemplo: "En todas las comunidades se ha considerado como lo normal la unión estable de un hombre con una mujer, con vistas a la procreación y educación de sus hijos"
El tema 10 se titula "los medios de comunicación social" y entre los planteamientos que se hacen en ese rubro están los siguientes:
"los medios de comunicación social pueden servir de invitación y estímulo para el bien, la honestidad y aún la práctica de las virtudes; sin embargo, no raras veces, por desgracia, sirven principalmente a los jóvenes de incentivo a las malas costumbres, al error y a una vida viciosa"
"La libertad de prensa no puede interpretarse como libertinaje...no es lícito a la prensa, bajo el pretexto de que esta debe ser libre, atentar contra los valores de la humanidad"
En el tema 16, "La religión", se exalta la "importancia" de la religión para el ser humano y en el 23, "Problemas de nuestro tiempo", se critican los proyectos de control natal: "En realidad, los antinatalistas han optado por el camino más fácil, limitar el número de comensales en el gran banquete"
Azuela Guitrón ha sido asimismo vocal del IMDOSOC, el Instituto de Doctrina Social Cristiana, fundado por Lorenzo Servitje y donde colaboran personajes como Carlos Abascal Carranza y muchos otros panistas y derechistas católicos, bajo de uno de los empresarios patrocinadores de la guerra sucia en las elecciones pasadas y protector a ultranza de Marcial Maciel.
Sin embargo, la trayectoria de Azuela Guitrón demuestra que los privilegios del poder identifican a quienes los detentan mucho más que cualquier credo, y que la religiosidad puede entenderse de una manera meramente formal, sin conexión con la práctica de los valores humanos.

Ambiciones foxistas
Azuela Guitrón inició su carrera como investigador fiscal de la Secretaría de Hacienda, de 1957 a 59 (según el Diccionario biográfico de Humberto Mussachio). Bajo el cobijo de su padre, quien era uno de los más connotados ministros de la SCJN, ingresó por primera vez al alto tribunal como secretario auxiliar de estudio y cuenta, es decir como encargado de elaborar proyectos de sentencia.
Casi 11 años después, en 1971, a un año de que su padre dejara el cargo de ministro, Azuela Güitrón, salió de la Corte para ser designado magistrado del Tribunal Fiscal de la Federación. Diez años más tarde, ocupó la presidencia de ese tribunal, y dos años después, en 1983, su amigo de escuela, el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, lo apoyó para que el presidente Miguel de la Madrid lo nombrara ministro de la SCJN, cargo que ocupó a partir del 10 de mayo de ese año, gracias a una negociación con otros ministros, obtuvo la presidencia en una votación cerrada en el Pleno del alto tribunal, en la que incluso tuvo que votar por sí mismo para poder ganar, según recuerda en su artículo citado Carlos Avilés Allende.
Los cuestionamientos que se han hecho a Mariano Azuela como ministro de la SCJN sorprenden siendo él un abanderado supuestamente tan inflexible de la moral cristiana, simbolizada en crucifijos e imágenes religiosas exhibidas en su oficina del máximo tribunal de la Nación.
Precisamente, con motivo de la controversia del PAN contra la llamada Ley Robles, que en 2000 amplió las cláusulas de no punibilidad del aborto en el DF, sorprendió en diversos sectores sociales que con el voto de Azuela, radicalmente antiabortista, y el de otros ministros, la SCJN resolviera a favor de dicha ley.
Entre otros problemas que enfrentó Azuela se contó el de haber sido acusado de recibir por parte de la Secretaría de Gobernación un expediente para acusar al juez Efraín Polo Bernal de trabajar en el IMSS, actividad prohibida para los jueces, y por ende para proceder a destituirlo como tal.
•"Este hecho", escribió Fernando Mota Martínez en carta publica en Foro de Excélsior el 3 de octubre de 1996, "demuestra que el Poder Judicial está supeditado al Poder Ejecutivo.".
Sin embargo, dos años después, en 1998, Mariano Azuela se dio a notar en una reunión desayuno entre representantes del poder legislativo y el judicial al defender con insistencia y "con la anuencia del presidente de la Suprema Corte, Vicente Aguinaco" (La Jornada, 2 de abril de 1998), la posibilidad de que los órganos de impartición de justicia elaboren leyes sobre su propio funcionamiento.
Dijo Azuela: "En un sistema de minoría de edad, en que todo se tiene que canalizar a través del Ejecutivo, es explicable que no tenga sentido que el Poder Judicial pueda tener estas facultades y que sean unos cuantos privilegiados los que tienen las cualidades de saber qué es lo que conviene" pero en un sistema de mayoría de edad, dijo "es de sentido común recurrir a quienes conocen de la problemática que se trata de resolver a través de medidas legislativas".
Estuvo presente en esa reunión Porfirio Muñoz Ledo quien apoyaba el supuesto antipresidencialismo de Azuela, quien impulsó otros cambios en la SCJN como el programa de trabajo 1999 a 2003, que se elaboró a lo largo de 1998 y fue presentado en diez tomos. El tomo cinco, titulado "Hacer frente a los ataques al Poder Judicial Federal" fue preparado por Azuela Guitrón, quien entre otras propuso nombrar un vocero para expresar las posiciones de la SCJN y nombrar a varios ministros como encargados de fomentar la imagen de la SCJN ante diversos sectores de la sociedad. para ello fueron designados Olga Sánchez y Genaro Góngora Pimentel.
En contraste con su muy peculiar cuestionamiento del presidencialismo, Mariano Azuela ha sido muy criticado por su subordinación a los intereses del foxismo, lo mismo en el desafuero de AMLO que en la protección al expresidente.
En abril de 2004, es decir, mucho antes de que el famoso desafuero se cocinara en los recintos legislativos, Azuela asistió a un desayuno con el entonces presidente Vicente Fox, el exsecretario de Gobernación, Santiago Creel, y el ex procurador general de la República, Rafael Macedo, a tratar el tema del desafuero del entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador.
Difícilmente puede exagerarse la gravedad de la falta ética que comete un juez que se presta a poner sus funciones al servicio del poder, para anular la voluntad popular, más incomprensible es todavía cuando se trata de alguien que ante sus alumnos pregona el valor de la honestidad y la justicia.
Por eso, no es extraño que en su discurso del primero de diciembre de 2006, López Obrador haya incluido a Mariano Azuela en la lista de los promotores de la imposición derechista: “Sabemos bien que los jefes de jefes son Salinas, sabemos bien que es Claudio X. González, Roberto Hernández, Mariano Azuela, Elba Esther Gordillo…”
Uno de los “regalos” de despedida de la SCJN encabezada por Mariano Azuela a la Nación ha sido la impunidad para el gobierno de Fox, en el controvertido asunto de los spots del gobierno que claramente se usaron son fines electorales, y que es sin lugar a dudas un caso típico del uso inmoral de los medios y del poder, a lo que supuestamente se opone el cristiano moralista que encabeza ese tribunal.
Asimismo, se ha criticado que “al resolver la controversia constitucional 84/2004, la Suprema Corte exonera a la Secretaría de Hacienda de reintegrar 7 mil 682 millones de pesos al erario, de los 10 mil 182 millones que la dependencia que dirige Francisco Gil Díaz defraudó a las finanzas públicas por medio del Fideicomiso Aduanas I” (Nancy Flores Avala Suprema Corte fraude aduanero, Red Voltaire, 5 de diciembre de 2006)
En contraste con la precariedad en que viven muchas familias mexicanas, funcionarios al servicio de la derecha, como el ferviente católico que es Mariano Azuela, y como otros beneficiados del “cambio” y de vigencia de las “instituciones”, disponen de ingresos estratosféricos, pues el salario del presidente de la SCJN es de 152 mil pesos, pero sus ingresos netos rebasan el medio millón de pesos al mes.
Sin duda, las ambiciones desmedidas que promueve el modelo de la derecha gobernante, la falta de cualquier principio real de patriotismo y de compromiso social, pueden provocar escenarios conflictivos como los que en un lenguaje equívoco ha evocado Mariano Azuela antes de abandonar su coto de poder.

1 Comments:

Blogger clci said...

hola espero puedan linkear nuestro sitio

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CLCI-CCH-V

Comité de Lucha Contra la Imposición

7:52 PM  

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