Foxilandia en la educación
Foxilandia en la educación
Josefina Vázquez Mota
Edgar González Ruiz
Por demás incongruente y arbitrario es el nombramiento en la secretaría de Educación de Josefina Vázquez Mota, panista llegada al poder en el sexenio que termina, período donde, más que en cualquier otro, predominó la ostentosa ignorancia y el desprecio a la cultura por parte de la clase gobernante y en particular de la familia presidencial bajo cuya égida estuvo ella.
Vázquez Mota tampoco tiene trayectoria ni experiencia en el ámbito educativo, a menos de que como tal se considere un deplorable folleto de “autoayuda” que publicó hace unos años.
Representa una nueva clase política, abusiva y pragmática, con raíces en la derecha, compromisos con personajes de ese sector y vagas creencias religiosas, y un servilismo probado a quienes detentan el poder, como lo demuestra su papel en la campaña de Calderón y antes en el gabinete de Fox.
De la Empresa a la Sedesol
Vázquez Mota estudió Economía en la Universidad Iberoamericana y de 1986 a la fecha ha impartido conferencias sobre temas económicos, políticos, sociales y empresariales.
Es egresada del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE), del Opus Dei, y estudió el Diplomado de Ideas e Instituciones en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Desde fines de los 80 pertenece al PAN, donde fue titular de la Secretaría de la Mujer y ha sido asesora de organismos empresariales como la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
Fue diputada federal del PAN durante la LVIII Legislatura, en el que se desempeñó como subcoordinadora de Política Económica.
El 1 de diciembre de 2000 el presidente Vicente Fox la designó secretaria de Desarrollo Social, cargo en el que se mantuvo hasta el 6 de enero de 2006, cuando renunció para incorporarse a la campaña de Felipe Calderón Hinojosa.
Como titular de Sedesol, Vázquez Mota estuvo en un puesto clave para el manejo proselitista de los recursos sociales, denunciado como uno de los mecanismos de la elección de estado.
Equivocadamente, algunos líderes de opinión consideraron que Vázquez Mota representaba un PAN más “liberal” y “progresista” que los sectores más duros de ese partido, encabezado por el ultraderechista Manuel Espino.
En realidad, Vázquez Mota ha demostrado ser completamente fiel a al política sectaria de la derecha, aunque ella misma no tiene al parecer antecedentes de militancia en grupos de corte confesional.
Dios, el sexo y las viudas
Ha sido comentarista en algunos medios acerca de asuntos económicos y empresariales. Antes de ser secretaria de Estado se dio a conocer con un folleto de autoayuda titulado Dios mío, hazme viuda por favor. El desafío de ser tú misma, Panorama, México, 1999, 128 pp.
En su libro, al igual que en algunas de sus participaciones públicas, Vázquez Mota proclama sus creencias religiosas, de tal suerte que una de sus metas, dice ella, es ayuda a las mujeres a ser "viudas del olvido de Dios...porque es reconfortante y prometedor saber que gracias a tu infinito amor, haga lo que haga y esté donde esté siempre puedo volver a ti". (p. 11)
En lo que parece ser un tanto contradictorio, en la misma página del libro Vázquez Mota proclama también que quiere hacer que la mujer sea "viuda de los prejuicios" que "me limitan para aprender y disfrutar de mí y también de los demás..." (Id).
El texto es una mescolanza de citas y declaraciones que pretenden expresar ideas políticamente correctas, de tal suerte que lo mismo invoca a Dios que condena a Confucio, Aristóteles y Santo Tomás calificándolos de misóginos.
Con la inconsistencia de los falsos lugares comunes, lo mismo invoca la supuesta necesidad de creer en Dios que se pronuncia contra los dogmas: "Cuando aceptamos todo lo que se nos ha enseñado como un dogma y no lo cuestionamos, nos vamos convirtiendo en zombis, en robots, y las circunstancias dominan nuestras vidas..." (p. 20).
Exhibiendo su propensión a las contradicciones y a la superficialidad, mal ejemplo por parte de la futura responsable de la educación de las y los mexicanos, Vázquez Mota pretende ser crítica, como en el párrafo arriba citado pero a la vez conformista: "...Hay latinoamericanos que sin reconciliarse con su pasado siguen acusando a la colonia española y la religión católica de los retrasos que 500 años más tarde siguen enfrentando. Otros más los atribuyen al imperio yanqui, y también abundan aquellos que acusan y se averguenzan de los indígenas que, según ellos, marcaron por siempre la desgracia de nuestros pueblos" (p. 34)
Paradójicamente ese tipo de consignas constituyeron el meollo de la propaganda que usó Fox para ganar las elecciones del año 2000: culpar al PRI de todos los males de México.
Prosigue Vázquez Mota, dando pie precisamente e involuntariamente a esa reflexión antifoxista: "En los tiempos actuales, los culpables suelen ser los gobernantes, los medios de comunicación y las presiones de carácter social" (Id).
Refiriéndose a la tolerancia, enuncia una frase que parece una contradicción en los términos: "Debemos aceptar y celebrar nuestras diferencias; el mundo atesora originales, y cada uno de nosotros es un original de Dios" (p. 42). Es decir, los seres humanos somos profundamente diferentes pero iguales a la divinidad (¡)
A la derecha de Josefina .
. Una de las primeras decisiones de Vázquez Mota al frente de la Secretaría de Desarrollo Social fue la efímera designación de José de Jesús Castellanos, exdirector de la publicación Nuevo Criterio, del arzobispado, como titular de comunicación social de la Sedesol.
Personaje vinculado al sector empresarial y a diversos grupos conservadores, en los 90 Castellanos difundió en esa publicación contenidos agresivos contra ONG y dependencias que promovían los derechos sexuales reproductivos.
Pese a que pretende ser liberador, a lo largo de su libro Vázquez Mota cita una y otra vez a autores de grupos conservadores, sin que al parecer tenga conciencia de tal mezcla contradictoria. Isaac Riera publicado en 1998 en la revista Istmo, Vázquez Mota afirma:
"Una sociedad cuya máxima filosófica es eliminar toda incomodidad en el orden material y toda inhibición en el orden del comportamiento, no puede engendrar personalidades con un carácter fuerte, sino al contrario. Los hijos de esta sociedad del bienestar tenemos el alma muy débil y frágil, porque no estamos acostumbrados a soportar carencias ni tampoco a vencernos. No puede esperarse mucha altura moral de quienes se rigen por la ley del mínimo esfuerzo, pero esa ley nos la ha inculcado, en principios y en práctica, la sociedad del bienestar en la que estamos instalados".
Al estilo de la lógica de Foxilandia, que niega los hechos y sus consecuencias, Vázquez Mota rechaza el hedonismo y pregona a la vez la austeridad y el ascetismo, como en la cita anterior, pero en el mismo texto retoma lugares comunes de la crítica a la represión sexual, tópico que aborda en el capítulo tercero de su folleto, donde afirma que "Desde el Génesis también se resalta en forma clara la inferioridad de la mujer: un simple apéndice masculino, nacido de una parte innecesaria del cuerpo del hombre, una costilla, y por innecesaria, inferior. ..."
"A la mujer se le enseña a no manifestar su sexualidad y a los hombres se les prohíbe manifestar su sensibilidad..." (p. 45)
"El condicionamiento para reprimir nuestra sexualidad se escucha con fuerza y claridad especialmente durante la adolescencia. Aquí, el mensaje era que la sexualidad era algo de lo cual avergonzarse, algo que temer o ignorar, y sobre todo, algo que eludir para no meterse en problemas. Las niñas buenas simplemente no hacían esas cosas. Pero, al mismo tiempo, las niñas buenas eran adiestradas para emplear su sexualidad para atraer a los hombres, siendo seductoras y coquetas..." (p. 46) donde hace afirmaciones como estas
A Edgar Mason, periodista que expresa las ideas de la derecha empresarial, Vázquez Mota lo describe como "un entrañable amigo", quien "sostenía que se educa bajo premisas equivocadas a los hijos: la sobreprotección y el miedo. Terminamos con hijos dependientes e inseguros, incapaces de construir alas fuertes y raíces profundas".
El libro y la trayectoria de Vázquez Mota, con sus contradicciones, su pragmatismo y su elementalidad, es una mala recomendación para ocupar el cago que le fue otorgado en el nuevo gabinete.
Josefina Vázquez Mota
Edgar González Ruiz
Por demás incongruente y arbitrario es el nombramiento en la secretaría de Educación de Josefina Vázquez Mota, panista llegada al poder en el sexenio que termina, período donde, más que en cualquier otro, predominó la ostentosa ignorancia y el desprecio a la cultura por parte de la clase gobernante y en particular de la familia presidencial bajo cuya égida estuvo ella.
Vázquez Mota tampoco tiene trayectoria ni experiencia en el ámbito educativo, a menos de que como tal se considere un deplorable folleto de “autoayuda” que publicó hace unos años.
Representa una nueva clase política, abusiva y pragmática, con raíces en la derecha, compromisos con personajes de ese sector y vagas creencias religiosas, y un servilismo probado a quienes detentan el poder, como lo demuestra su papel en la campaña de Calderón y antes en el gabinete de Fox.
De la Empresa a la Sedesol
Vázquez Mota estudió Economía en la Universidad Iberoamericana y de 1986 a la fecha ha impartido conferencias sobre temas económicos, políticos, sociales y empresariales.
Es egresada del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE), del Opus Dei, y estudió el Diplomado de Ideas e Instituciones en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Desde fines de los 80 pertenece al PAN, donde fue titular de la Secretaría de la Mujer y ha sido asesora de organismos empresariales como la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
Fue diputada federal del PAN durante la LVIII Legislatura, en el que se desempeñó como subcoordinadora de Política Económica.
El 1 de diciembre de 2000 el presidente Vicente Fox la designó secretaria de Desarrollo Social, cargo en el que se mantuvo hasta el 6 de enero de 2006, cuando renunció para incorporarse a la campaña de Felipe Calderón Hinojosa.
Como titular de Sedesol, Vázquez Mota estuvo en un puesto clave para el manejo proselitista de los recursos sociales, denunciado como uno de los mecanismos de la elección de estado.
Equivocadamente, algunos líderes de opinión consideraron que Vázquez Mota representaba un PAN más “liberal” y “progresista” que los sectores más duros de ese partido, encabezado por el ultraderechista Manuel Espino.
En realidad, Vázquez Mota ha demostrado ser completamente fiel a al política sectaria de la derecha, aunque ella misma no tiene al parecer antecedentes de militancia en grupos de corte confesional.
Dios, el sexo y las viudas
Ha sido comentarista en algunos medios acerca de asuntos económicos y empresariales. Antes de ser secretaria de Estado se dio a conocer con un folleto de autoayuda titulado Dios mío, hazme viuda por favor. El desafío de ser tú misma, Panorama, México, 1999, 128 pp.
En su libro, al igual que en algunas de sus participaciones públicas, Vázquez Mota proclama sus creencias religiosas, de tal suerte que una de sus metas, dice ella, es ayuda a las mujeres a ser "viudas del olvido de Dios...porque es reconfortante y prometedor saber que gracias a tu infinito amor, haga lo que haga y esté donde esté siempre puedo volver a ti". (p. 11)
En lo que parece ser un tanto contradictorio, en la misma página del libro Vázquez Mota proclama también que quiere hacer que la mujer sea "viuda de los prejuicios" que "me limitan para aprender y disfrutar de mí y también de los demás..." (Id).
El texto es una mescolanza de citas y declaraciones que pretenden expresar ideas políticamente correctas, de tal suerte que lo mismo invoca a Dios que condena a Confucio, Aristóteles y Santo Tomás calificándolos de misóginos.
Con la inconsistencia de los falsos lugares comunes, lo mismo invoca la supuesta necesidad de creer en Dios que se pronuncia contra los dogmas: "Cuando aceptamos todo lo que se nos ha enseñado como un dogma y no lo cuestionamos, nos vamos convirtiendo en zombis, en robots, y las circunstancias dominan nuestras vidas..." (p. 20).
Exhibiendo su propensión a las contradicciones y a la superficialidad, mal ejemplo por parte de la futura responsable de la educación de las y los mexicanos, Vázquez Mota pretende ser crítica, como en el párrafo arriba citado pero a la vez conformista: "...Hay latinoamericanos que sin reconciliarse con su pasado siguen acusando a la colonia española y la religión católica de los retrasos que 500 años más tarde siguen enfrentando. Otros más los atribuyen al imperio yanqui, y también abundan aquellos que acusan y se averguenzan de los indígenas que, según ellos, marcaron por siempre la desgracia de nuestros pueblos" (p. 34)
Paradójicamente ese tipo de consignas constituyeron el meollo de la propaganda que usó Fox para ganar las elecciones del año 2000: culpar al PRI de todos los males de México.
Prosigue Vázquez Mota, dando pie precisamente e involuntariamente a esa reflexión antifoxista: "En los tiempos actuales, los culpables suelen ser los gobernantes, los medios de comunicación y las presiones de carácter social" (Id).
Refiriéndose a la tolerancia, enuncia una frase que parece una contradicción en los términos: "Debemos aceptar y celebrar nuestras diferencias; el mundo atesora originales, y cada uno de nosotros es un original de Dios" (p. 42). Es decir, los seres humanos somos profundamente diferentes pero iguales a la divinidad (¡)
A la derecha de Josefina .
. Una de las primeras decisiones de Vázquez Mota al frente de la Secretaría de Desarrollo Social fue la efímera designación de José de Jesús Castellanos, exdirector de la publicación Nuevo Criterio, del arzobispado, como titular de comunicación social de la Sedesol.
Personaje vinculado al sector empresarial y a diversos grupos conservadores, en los 90 Castellanos difundió en esa publicación contenidos agresivos contra ONG y dependencias que promovían los derechos sexuales reproductivos.
Pese a que pretende ser liberador, a lo largo de su libro Vázquez Mota cita una y otra vez a autores de grupos conservadores, sin que al parecer tenga conciencia de tal mezcla contradictoria. Isaac Riera publicado en 1998 en la revista Istmo, Vázquez Mota afirma:
"Una sociedad cuya máxima filosófica es eliminar toda incomodidad en el orden material y toda inhibición en el orden del comportamiento, no puede engendrar personalidades con un carácter fuerte, sino al contrario. Los hijos de esta sociedad del bienestar tenemos el alma muy débil y frágil, porque no estamos acostumbrados a soportar carencias ni tampoco a vencernos. No puede esperarse mucha altura moral de quienes se rigen por la ley del mínimo esfuerzo, pero esa ley nos la ha inculcado, en principios y en práctica, la sociedad del bienestar en la que estamos instalados".
Al estilo de la lógica de Foxilandia, que niega los hechos y sus consecuencias, Vázquez Mota rechaza el hedonismo y pregona a la vez la austeridad y el ascetismo, como en la cita anterior, pero en el mismo texto retoma lugares comunes de la crítica a la represión sexual, tópico que aborda en el capítulo tercero de su folleto, donde afirma que "Desde el Génesis también se resalta en forma clara la inferioridad de la mujer: un simple apéndice masculino, nacido de una parte innecesaria del cuerpo del hombre, una costilla, y por innecesaria, inferior. ..."
"A la mujer se le enseña a no manifestar su sexualidad y a los hombres se les prohíbe manifestar su sensibilidad..." (p. 45)
"El condicionamiento para reprimir nuestra sexualidad se escucha con fuerza y claridad especialmente durante la adolescencia. Aquí, el mensaje era que la sexualidad era algo de lo cual avergonzarse, algo que temer o ignorar, y sobre todo, algo que eludir para no meterse en problemas. Las niñas buenas simplemente no hacían esas cosas. Pero, al mismo tiempo, las niñas buenas eran adiestradas para emplear su sexualidad para atraer a los hombres, siendo seductoras y coquetas..." (p. 46) donde hace afirmaciones como estas
A Edgar Mason, periodista que expresa las ideas de la derecha empresarial, Vázquez Mota lo describe como "un entrañable amigo", quien "sostenía que se educa bajo premisas equivocadas a los hijos: la sobreprotección y el miedo. Terminamos con hijos dependientes e inseguros, incapaces de construir alas fuertes y raíces profundas".
El libro y la trayectoria de Vázquez Mota, con sus contradicciones, su pragmatismo y su elementalidad, es una mala recomendación para ocupar el cago que le fue otorgado en el nuevo gabinete.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home