Medina Plascencia, la ultraderecha intolerante
Un personaje que en últimas fechas está cada vez más presente en la campaña de Calderón es el exgobernador interino de Guanajuato, Carlos Medina Plascencia, quien en sus tiempos llegó a ser símbolo principal de la ultraderecha panista.
El empresario guanjuatense fue uno de los panistas favoritos de Salinas de Gortari a la vez que uno de los que más se dieron a notar como promotores del conservadurismo católico.
Alegando, a gusto de la dirigencia panista, que se había cometido fraude en las elecciones estatales del 91, Salinas le quitó el triunfo al PRI, cuyo candidato era Ramón Aguirre, y se lo dio al PAN, pero no a su abanderado, Vicente Fox, sino a Medina Plascencia, exalcalde de León. Fue lo que se conoció como una "concertacesión" salinista, o acuerdo cupular, en expresión del periodista Ricardo Alemán, quien en ese tiempo criticó la maniobra del panismo salinismo.
La Jornada, donde trabajaba Alemán, publicó entonces su estudio Guanajuato. Espejismo electoral. Vale la pena tomar nota de ese dato, en vista de la actual geografía política, que en el partido antiAMLO cuenta precisamente a Ricardo Alemán.
El 25 de enero de 1992 Medina Plascencia desató una gran controversia en la opinión pública al participar “como gobernador y como católico” en la peregrinación anual al Cerro del Cubilete.
“La tarea de modernizar a México- señaló en esa ocasión Medina Plascencia- es enorme y requerirá de que todos redoblemos nuestros esfuerzos para poder consolidar el proceso de cambio, pero el reto es de tan grandes proporciones que por sí solos no podríamos superarlo; por eso es necesario que nuestro trabajo y nuestra confianza se depositen en las manos de Dios”
En la nota publicada por José Antonio Román, en La Jornada, se mencionaba que el interino hizo uso de la palabra desde “el altar y en medio de la celebración eucarística”, y así aparece Medina en una fotografía publicada en la primera plana de Unomásuno el 26 de enero de 1992.
Otro de los oradores que participaron en el acto, Marco Antonio Adame, quien entonces era presidente del grupo conservador Testimonio y Esperanza, afirmó que Medina Plascencia estaba “en su papel, y como cristiano perfecto, gobernador perfecto, hombre perfecto”.
Quien esto decía en 1992, cinco años después pasaría a engrosar las filas del blanquiazul. Fue diputado federal en la 57 legislatura y coordinador de comunicación social de la bancada panista.
Además de ser dirigente de Testimonio y Esperanza, participó en la Unión Social de Empresarios Mexicanos, USEM; y en la Coparmex del estado de Morelos, donde Adame Castillo ha desarrollado sus actividades.
Fue también secretario general de la Federación de Escuelas Particulares de esa entidad, de 1990 a 91 y presidente fundador y director general de Juventud Promotora de Valores Universales de 1990 a 92.
Se le considera miembro del grupo político del panismo morelense autodenominado La Sagrada Familia, que aglutina dirigentes de ese partido que paralelamente hacen proselitismo en grupos conservadores, como Provida, Testimonio y Esperanza, Legionarios de Cristo, etc.
Fue electo senador por Morelos, para el periodo de 2000 a 2006. Ha sido asesor de Medina Plascencia, y es uno de los personajes a quienes este expresa su agradecimiento en su libro Ahora es cuándo, publicado en 2004. Adame es candidato a gobernador de Morelos, y para apoyar su campaña, en concordancia con su trayectoria de dirigente de grupos político religiosos ha auspiciado el denominado Barra Azul, que participa en el proselitismo Fecal.
En su libro, Carlos Medina muestra cómo incluso un personaje tan comprometido con el conservadurismo católico como es Medina se quiere deslindar públicamente de esa corriente ideológica, no se abunda en el episodio del Cubilete, si bien el exgobiernador interino se refiere en estos términos a sus raíces católicas: “Estudié desde el kínder hasta la Preparatoria en el Instituto Lux, la escuela de la Compañía de Jesús en León, siempre bajo la tutela de los padres que enseñaban desde el viejo catecismo hasta los ejercicios ignacianos, y, desde luego, siguiendo el llamado que hacían a dar testimonio de nuestra fe con el lema de la institución “Formar hombres y mujeres para los demás””.
Añade: “….La doctrina ignaciana ha prevalecido en todo lo que he hecho a lo largo de mis actividades desde que estaba en la escuela; por eso puedo afirmar que mi congruencia religiosa viene de mi familia y mi compromiso social, de la formación jesuita. La persona humana como centro y medida de todo; su dignidad, la justicia social y el bien común son principios universales que van más allá de una visión partidista”
También hace notar que su esposa, Martha Padilla Vega, es hija del abogado Juan Ignacio Padilla García, quien fue líder nacional sinarquista.
En su época como gobernador interino de Guanajuato, además de ser acusado de toda una serie de irregularidades, desde el manejo abusivo de los recursos públicos, hasta los abusos policíacos, Medina Plascencia mezcló una y otra vez los asuntos políticos y religiosos, cuestionando así las tradiciones mexicanas de la separación entre ambos.
Poco después de haber participado en la reunión del Cerro del Cubilete, Medina Plascencia asistía a la toma de posesión del obispo Rafael García y señalaba, de acuerdo con la versión de sus palabras publicadas el 13 de febrero de 1992 por el boletín Documentación e Información Católica: “El estado de Guanajuato se ha caracterizado por su enorme apego a los principios religiosos y a través de su historia ha dejado muestra clara de esta identificación”.
“En su escudo de armas está sintetizada la fuerza motora del pueblo que e la fe, por eso al centro del emblema está plasmada la imagen de Santa Fe de Granada, se trata de una fe, de una fidelidad plena a la cruz y a la sangre de Cristo, garantía de victoria, representados por los laureles y los acantos que ornamentan nuestro escudo…”
“El desarrollo integral del hombre no podría alcanzarse sin la participación y la concurrencia social (sic) del gobierno y de la Iglesia, pues como vemos sus áreas de competencia, aunque son diferentes también son complementarias”.
El 17 de abril de 1993, Medina Plascencia inauguraba la capilla del Instituto Tutelar para Menores Infractores, dependiente del Sistema Tutelar Lara Menores Infractores, dependiente del DIF.
Ese centro de culto católico, afirmaba Medina, formaba parte de un proyecto de la institución encaminado a la “integración social y espiritual”.
Un año después, en 1994, con motivo de la Conferencia Internacional de Población de El Cairo, Medina Plascencia publicó un artículo en El Universal, el 13 de septiembre de ese año, onde “como gobernador de Guanajuato” defendía las posiciones del Vaticano con respecto al controvertido problema del aborto y de la explosión demográfica.
Durante la gestión de Medina tuvo lugar el caso, famoso en ese tiempo, de Pablo Molinet, adolescente a quien pretendía imponer una larga sentencia acusándolo falsamente del asesinato de su sirvienta, pues Molinet se había hecho sospechoso ante las autoridades panistas por sus lecturas de libros como Por qué no soy cristiano, de Bertrand Russell. Sobre ese caso, Paco Ignacio Taibo y Víctor Ronquillo publicaron en 92 el libro El caso Molinet, en editorial Planeta.
En 94, el gobierno de Guanajuato tuvo que liberar a Molinet por decisiones judiciales superiores, pero en su lucha por mantener esa persecución ideológica tuvo a uno de sus aliados en Felipe Calderón, quien durante el salinismo fue secretario general del PAN. Ya era entonces un personaje intolerante hacia la crítica y visceral en su odio a la libertad de expresión y al laicismo.
Medina Plascencia culminó su gestión intentando perseguir a varios periodistas que lo habían criticado, entre ellos quien esto escribe y que, como respuesta, publicó el libro Guanajuato. La democracia interina, en editorial Rayuela, de Jorge Fernández Menéndez, un periodista argentino de raíces progresistas y curiosas afinidades salinistas.
Es el mismo Jorge Fernández que ahora promueve a Calderón y, sinceramente, en el plano ético y social, no creo que esté convencido de las bondades de la derecha, simplemente, se ha ido haciendo amigo de derechistas poderosos, ha tratado incluso a personajes de la derecha internacional, como Aznar, y ha colaborado desde hace mucho con gente del PRIAN como Diódoro Carrasco, quien le encomendó a Fernàndez la revista Barro Negro, cuando era gobernador de Oaxaca. Son esas relaciones donde los mutuos intereses anulan a las convicciones.
Como muchos otros periodistas, Fernàndez ha criticado a Serrano Limón y al propio Medina Plascencia, entre otros, pero el apoyo que brinda a Fecal, y la actitud amistora que en su tiempo mantuvo hacia Castillo Peraza, Cevallos y Luis H. Alvarez, avala en los hechos los beneficios que los gobiernos panistas otorgan a los grupos más retrógrados, pues si llegara Fecal a la presidencia entre sus primeros beneficiados obviamente estaría Serrano Limón y todo lo que él representa.
Cabe añadir la presentacion del título mencionado, Guanajuato. La democracia interina fue en la libreria Gandhi, en 1995, con la participación de la hoy candidata Patricia Mercado, quien en ese tiempo era una feminista que también había sufrido y resistido la represión del PAN, pero que fue exhibiendo una tendencia cada vez más oportunista a "negociar" y "conciliar" con los poderosos. Con esa poco escrupulosa mentalidad de quedar bien con los poderosos, Mercado se encamina a jugar el nada honroso papel de comparsa de Fecal y aliada del fraude electoral que prepara el PAN, siguiendo su consabido alegato de que hay que buscar la "conciliación" (para su beneficio, desde luego).
Volviendo al caso de Fernández Menéndez y de sus relaciones con los panistas, uno de los casos que criticaba el periodista era el de Ana Rosa Payán, exmilitante católica, enemiga del condón y amiga de la censura, que a su paso por la alcaldía de Merida, a principios de los 90, escandalizó a sectores liberales con su política de homofobia y de prohibición de las expresiones artísticas. Hoy, Payàn ha llegado a la Sedesol, sin que al parecer a muchos periodistas informados de su trayectoria les preocupe demasiado que personajes de esa calaña lleguen a posiciones cada vez más importantes gracias al PAN.
En fin, Medina Plascencia, al igual que Payán y otros panistas encumbrados, sin olvidar al propio Fecal, son pruebas vivientes de lo que significa el ascenso político de la derecha.
El empresario guanjuatense fue uno de los panistas favoritos de Salinas de Gortari a la vez que uno de los que más se dieron a notar como promotores del conservadurismo católico.
Alegando, a gusto de la dirigencia panista, que se había cometido fraude en las elecciones estatales del 91, Salinas le quitó el triunfo al PRI, cuyo candidato era Ramón Aguirre, y se lo dio al PAN, pero no a su abanderado, Vicente Fox, sino a Medina Plascencia, exalcalde de León. Fue lo que se conoció como una "concertacesión" salinista, o acuerdo cupular, en expresión del periodista Ricardo Alemán, quien en ese tiempo criticó la maniobra del panismo salinismo.
La Jornada, donde trabajaba Alemán, publicó entonces su estudio Guanajuato. Espejismo electoral. Vale la pena tomar nota de ese dato, en vista de la actual geografía política, que en el partido antiAMLO cuenta precisamente a Ricardo Alemán.
El 25 de enero de 1992 Medina Plascencia desató una gran controversia en la opinión pública al participar “como gobernador y como católico” en la peregrinación anual al Cerro del Cubilete.
“La tarea de modernizar a México- señaló en esa ocasión Medina Plascencia- es enorme y requerirá de que todos redoblemos nuestros esfuerzos para poder consolidar el proceso de cambio, pero el reto es de tan grandes proporciones que por sí solos no podríamos superarlo; por eso es necesario que nuestro trabajo y nuestra confianza se depositen en las manos de Dios”
En la nota publicada por José Antonio Román, en La Jornada, se mencionaba que el interino hizo uso de la palabra desde “el altar y en medio de la celebración eucarística”, y así aparece Medina en una fotografía publicada en la primera plana de Unomásuno el 26 de enero de 1992.
Otro de los oradores que participaron en el acto, Marco Antonio Adame, quien entonces era presidente del grupo conservador Testimonio y Esperanza, afirmó que Medina Plascencia estaba “en su papel, y como cristiano perfecto, gobernador perfecto, hombre perfecto”.
Quien esto decía en 1992, cinco años después pasaría a engrosar las filas del blanquiazul. Fue diputado federal en la 57 legislatura y coordinador de comunicación social de la bancada panista.
Además de ser dirigente de Testimonio y Esperanza, participó en la Unión Social de Empresarios Mexicanos, USEM; y en la Coparmex del estado de Morelos, donde Adame Castillo ha desarrollado sus actividades.
Fue también secretario general de la Federación de Escuelas Particulares de esa entidad, de 1990 a 91 y presidente fundador y director general de Juventud Promotora de Valores Universales de 1990 a 92.
Se le considera miembro del grupo político del panismo morelense autodenominado La Sagrada Familia, que aglutina dirigentes de ese partido que paralelamente hacen proselitismo en grupos conservadores, como Provida, Testimonio y Esperanza, Legionarios de Cristo, etc.
Fue electo senador por Morelos, para el periodo de 2000 a 2006. Ha sido asesor de Medina Plascencia, y es uno de los personajes a quienes este expresa su agradecimiento en su libro Ahora es cuándo, publicado en 2004. Adame es candidato a gobernador de Morelos, y para apoyar su campaña, en concordancia con su trayectoria de dirigente de grupos político religiosos ha auspiciado el denominado Barra Azul, que participa en el proselitismo Fecal.
En su libro, Carlos Medina muestra cómo incluso un personaje tan comprometido con el conservadurismo católico como es Medina se quiere deslindar públicamente de esa corriente ideológica, no se abunda en el episodio del Cubilete, si bien el exgobiernador interino se refiere en estos términos a sus raíces católicas: “Estudié desde el kínder hasta la Preparatoria en el Instituto Lux, la escuela de la Compañía de Jesús en León, siempre bajo la tutela de los padres que enseñaban desde el viejo catecismo hasta los ejercicios ignacianos, y, desde luego, siguiendo el llamado que hacían a dar testimonio de nuestra fe con el lema de la institución “Formar hombres y mujeres para los demás””.
Añade: “….La doctrina ignaciana ha prevalecido en todo lo que he hecho a lo largo de mis actividades desde que estaba en la escuela; por eso puedo afirmar que mi congruencia religiosa viene de mi familia y mi compromiso social, de la formación jesuita. La persona humana como centro y medida de todo; su dignidad, la justicia social y el bien común son principios universales que van más allá de una visión partidista”
También hace notar que su esposa, Martha Padilla Vega, es hija del abogado Juan Ignacio Padilla García, quien fue líder nacional sinarquista.
En su época como gobernador interino de Guanajuato, además de ser acusado de toda una serie de irregularidades, desde el manejo abusivo de los recursos públicos, hasta los abusos policíacos, Medina Plascencia mezcló una y otra vez los asuntos políticos y religiosos, cuestionando así las tradiciones mexicanas de la separación entre ambos.
Poco después de haber participado en la reunión del Cerro del Cubilete, Medina Plascencia asistía a la toma de posesión del obispo Rafael García y señalaba, de acuerdo con la versión de sus palabras publicadas el 13 de febrero de 1992 por el boletín Documentación e Información Católica: “El estado de Guanajuato se ha caracterizado por su enorme apego a los principios religiosos y a través de su historia ha dejado muestra clara de esta identificación”.
“En su escudo de armas está sintetizada la fuerza motora del pueblo que e la fe, por eso al centro del emblema está plasmada la imagen de Santa Fe de Granada, se trata de una fe, de una fidelidad plena a la cruz y a la sangre de Cristo, garantía de victoria, representados por los laureles y los acantos que ornamentan nuestro escudo…”
“El desarrollo integral del hombre no podría alcanzarse sin la participación y la concurrencia social (sic) del gobierno y de la Iglesia, pues como vemos sus áreas de competencia, aunque son diferentes también son complementarias”.
El 17 de abril de 1993, Medina Plascencia inauguraba la capilla del Instituto Tutelar para Menores Infractores, dependiente del Sistema Tutelar Lara Menores Infractores, dependiente del DIF.
Ese centro de culto católico, afirmaba Medina, formaba parte de un proyecto de la institución encaminado a la “integración social y espiritual”.
Un año después, en 1994, con motivo de la Conferencia Internacional de Población de El Cairo, Medina Plascencia publicó un artículo en El Universal, el 13 de septiembre de ese año, onde “como gobernador de Guanajuato” defendía las posiciones del Vaticano con respecto al controvertido problema del aborto y de la explosión demográfica.
Durante la gestión de Medina tuvo lugar el caso, famoso en ese tiempo, de Pablo Molinet, adolescente a quien pretendía imponer una larga sentencia acusándolo falsamente del asesinato de su sirvienta, pues Molinet se había hecho sospechoso ante las autoridades panistas por sus lecturas de libros como Por qué no soy cristiano, de Bertrand Russell. Sobre ese caso, Paco Ignacio Taibo y Víctor Ronquillo publicaron en 92 el libro El caso Molinet, en editorial Planeta.
En 94, el gobierno de Guanajuato tuvo que liberar a Molinet por decisiones judiciales superiores, pero en su lucha por mantener esa persecución ideológica tuvo a uno de sus aliados en Felipe Calderón, quien durante el salinismo fue secretario general del PAN. Ya era entonces un personaje intolerante hacia la crítica y visceral en su odio a la libertad de expresión y al laicismo.
Medina Plascencia culminó su gestión intentando perseguir a varios periodistas que lo habían criticado, entre ellos quien esto escribe y que, como respuesta, publicó el libro Guanajuato. La democracia interina, en editorial Rayuela, de Jorge Fernández Menéndez, un periodista argentino de raíces progresistas y curiosas afinidades salinistas.
Es el mismo Jorge Fernández que ahora promueve a Calderón y, sinceramente, en el plano ético y social, no creo que esté convencido de las bondades de la derecha, simplemente, se ha ido haciendo amigo de derechistas poderosos, ha tratado incluso a personajes de la derecha internacional, como Aznar, y ha colaborado desde hace mucho con gente del PRIAN como Diódoro Carrasco, quien le encomendó a Fernàndez la revista Barro Negro, cuando era gobernador de Oaxaca. Son esas relaciones donde los mutuos intereses anulan a las convicciones.
Como muchos otros periodistas, Fernàndez ha criticado a Serrano Limón y al propio Medina Plascencia, entre otros, pero el apoyo que brinda a Fecal, y la actitud amistora que en su tiempo mantuvo hacia Castillo Peraza, Cevallos y Luis H. Alvarez, avala en los hechos los beneficios que los gobiernos panistas otorgan a los grupos más retrógrados, pues si llegara Fecal a la presidencia entre sus primeros beneficiados obviamente estaría Serrano Limón y todo lo que él representa.
Cabe añadir la presentacion del título mencionado, Guanajuato. La democracia interina fue en la libreria Gandhi, en 1995, con la participación de la hoy candidata Patricia Mercado, quien en ese tiempo era una feminista que también había sufrido y resistido la represión del PAN, pero que fue exhibiendo una tendencia cada vez más oportunista a "negociar" y "conciliar" con los poderosos. Con esa poco escrupulosa mentalidad de quedar bien con los poderosos, Mercado se encamina a jugar el nada honroso papel de comparsa de Fecal y aliada del fraude electoral que prepara el PAN, siguiendo su consabido alegato de que hay que buscar la "conciliación" (para su beneficio, desde luego).
Volviendo al caso de Fernández Menéndez y de sus relaciones con los panistas, uno de los casos que criticaba el periodista era el de Ana Rosa Payán, exmilitante católica, enemiga del condón y amiga de la censura, que a su paso por la alcaldía de Merida, a principios de los 90, escandalizó a sectores liberales con su política de homofobia y de prohibición de las expresiones artísticas. Hoy, Payàn ha llegado a la Sedesol, sin que al parecer a muchos periodistas informados de su trayectoria les preocupe demasiado que personajes de esa calaña lleguen a posiciones cada vez más importantes gracias al PAN.
En fin, Medina Plascencia, al igual que Payán y otros panistas encumbrados, sin olvidar al propio Fecal, son pruebas vivientes de lo que significa el ascenso político de la derecha.
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