Sunday, April 11, 2010

Caso Paulette Gebara

La hipocresía de los ricos

Edgar González Ruiz


La misteriosa muerte de la niña Paulette Gebara ha puesto al descubierto las miserias del mundo de los ricos, que hoy en día ejercen un poder sin límites en México.

Aunque su madre, Lisette Gebara, sigue siendo ante la opinión pública la principal sospechosa, no se puede tener la certeza de ello, ni se conocen bien aspectos como por ejemplo el móvil que habría tenido el asesinato de Paulette, si tal es el caso.

Pero lo que sí es público y evidente en ese episodio es lo referente a las actitudes y valores de los sectores poderosos y religiosos de nuestra sociedad.

Egresada de la carrera de Derecho por la Universidad Iberoamericana, Lisette se casó con Mauricio Gebara el 13 de abril de 2001, en el templo de Cestochowa, en Tecamachalco, donde se dan cita algunas de las familias más derechistas y acaudaladas de la metrópoli.

Un mes antes de la boda, en marzo del mismo año, Fox había ido a exhibirse a esa parroquia, evidenciando las alianzas del clero católico con el panismo, que con él a la cabeza había llegado al poder en las elecciones del 2000.

En ese lugar, donde suele hacerse propaganda contra el aborto, donde las limosnas se recogen en paño de tercipelo, y que a la entrada exhibe una imagen de Santa Zita, la patrona de las sirvientas, tan necesarias para las señoras adineradas, Lisette y Mauricio juraron una unión "para toda la vida", que no persisitió ni una década.

Cabe añadir que en el caso de Fox, que había ido a Cestochowa acompañado por su hija Cristina, al año siguiente formalizaría su enlace con Martha Sahagún, a pesar de que esa unión estaba condenada por la jerarquía católica, por ser divorciados ambos conyuges. Así es la doble moral de los ricos.

En la fiesta de bodas, unos 600 invitados acompañaron a Lisette y Mauricio, quienes luego del gran banquete partieron en una luna de miel que comenzó en Ixtapa y terminó en Australia.

Nueve años después, poniendo fin a una unión de la cual apenas quedaban las apariencias, que la mal llamada "alta sociedad" cuida tanto, su hija Paulette, de 4 años de edad, y con discapacidad para hablar y para moverse, apareció muerta abajo de su propia cama, cuando las autoridades judiciales ya habían intervenido el departamento de la familia, ubicado en la exclusiva zona de Interlomas, en busca de evidencias acerca de su desaparición.

Situada junto a la Universidad Anáhuac, el centro de estudios para las élites, fundado por el pederasta Marcial Maciel, Interlomas está llena de lujosos comercios, de cines, restaurantes y malls, donde los pobres no tienen cabida, excepto como criados, policías, barrenderos o empleados de esos establecimientos.

El único valor que se conoce allí es el del dinero, y se cree con fe ciega en que este todo lo puede comprar.

Precisamente esas son las actitudes que ha evidenciado en sus presentaciones ante los medios, inocente o no, la señora Lisette Farah, quien ha demostrado tener muchas mayores cualidades mediáticas que su esposo.

Si las palabras de Lisette no han servido para aclarar cómo ocurrió la muerte de su hija, sí han puesto de manifiesto, que el hecho en sí poco la afectó, excepto por lo concerniente a su propia seguridad y a su bienestar material.

Su sorprendente entereza y sangre fría contrastan con la actitud de cualquier madre que mínimamente haya asumido ese compromiso, sobre todo en una cultura como la nuestra que tanto ha exaltado el sacrificio maternal.

Pero tampoco era cierta esa supuesta religiosidad que la llevó hace nueve años a juarar "ante Dios" una eterna fidelidad a su pareja.

Ese Dios es para los pobres una superstición que contribuye a su propia opresión, y para los ricos una hipócrita justificación de sus abusos.

En contraste con ese desmesurado juramento, ahora ha trascendido que Lisette se iba de vacaciones sola y hacía amistades por Internet, buscando, según algunas versiones, encuentros sexuales.

Y todo eso no sería reprochable si gente como ella asumiera honesta y reflexiamente sus verdaderos valores, con todas sus implicaciones, y la forma de vida que prefiere, en lugar de adoptar una doble moral, que la lleva a ser conservadora en lo público y liberal en lo privado.

Y así, mientras el clero, con el apoyo del gobierno panista y de familias millonarias, encarcela a las mujeres pobres que se atreven a abortar, o se esfuerza por negar su libertad a las minorías sexuales, un cura puede cometer todos los abusos sexuales que quiera, y una madre católica y millonaria puede hasta ser sospechosa de la muerte de su hija, sin que a la Iglesia le preocupe en lo más mínimo, ni lo considere un posible atentado "contra la vida"; después de todo, el activismo clerical contra el aborto es sólo un pretexto para negar las libertades de los demás.

En una entrevista que concedió a Jacobo Zabludovski pudimos escuchar a una Lisette agerrida y elocuente, que exigía a las autoridades judiciales "1ue se pusieran a trabajar", se entiende que a conveniencia de ella, en un tono que recordaba la actitud de los empresarios y políticos de la derecha que exigían al IFE ponerse "a trabajar" para justificar el fraude.

En la misma ocasión, y con frases preparadas, más que improvisadas, Lisette enarobolaba en su defensa nada menos que el lema de su Alma Mater, la frase evangélica "La verdad nos hará libres".

Con esas cualidades mediáticas, es posible, si no probable, que dentro de un tiempo, cuando la tormenta haya pasado, veamos a Lisette rehacer su vida, lejos de un marido que, según ella ha dado a entender, no tenía tanto dinero como pensaba, como popular canddidata de alguna coalición, como podría ser la del PAN-PRI-PRD, esgrimiendo brillantes consignas que, a la manera del 1984 de Orwell, le llamen a la verdad mentira y al crimen justicia.

El caso de Paulette, que vino adesplazar en los medios al bochornoso asunto de Marcial Maciel, servirá para que los panistas mochos y abusivos hagan propaganda contra el gobierno de Peña Nieto, quien por su parte tanto se quiere parecer a ellos, por la impunidad que podría brindar a los ricos y a la jerarquía católica.

Mientras tanto, mucha gente del pueblo se ha solidarizado con Paulette, y sin que nadie les de nada a cambio, acuden a su tumba a dejarle flores, globos o tarjetas.

Finalmente, Paulette fue víctima del abuso o de la negligencia, mientras que el pueblo de México lo es de los engaños y los crímenes del gobierno militarista y católico de Fecal

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