Hartazgo del PAN en Guadalajara
Texto de la maestra Laura Campos Jiménez, historiadora de la U. de G.:
Giadalajara, Jalisco (27 de junio de 2009). Convocada por 33 organizaciones ciudadanas, este sábado se llevó a cabo en las calles de nuestra ciudad la llamada “Marcha del hartazgo”, manifestación pacífica que reunió a cerca de 4 mil personas y que partió del edificio de Rectoría de la Universidad de Guadalajara en dirección a la Plaza de Armas, en el centro histórico.
El objetivo principal de la “Marcha del hartazgo”, de acuerdo a los convocantes, fue la realización de una manifestación de inconformidad en contra de la política errática del gobernador Emilio González Márquez, así como de los alcaldes y funcionarios públicos panistas. La consigna fue clara: Ni un voto para el PAN.
En un comunicado aparecido en la medios (ver nota), se señalaron los desatinos, torpezas y ambiciones de quienes también combaten al Estado laico, están al servicio del arzobispado de Guadalajara (sin reservas) y desprecian a las minorías (al grado de ofenderles con niveles grotescos de intolerancia).
Las organizaciones convocantes, por otro lado, se pronunciaron a favor de que la ciudadanía “no anule su voto ni se abstenga a votar este próximo 5 de julio”, aduciendo que ”no se puede negar a ese derecho y pidieron votar aunque sea por el menos peor” (Público, 17/06/2009).
Las razones que justificaron la realización de esta marcha, de acuerdo a los organizadores, fueron las siguientes:
Los actos de corrupción de los funcionarios panistas.
Por todas las muertes y tod@s los enferm@s por contaminación en El Salto, Juanacatlán, Puente Grande y toda la Cuenca del Río Santiago.
Por la Línea 1 del Macrobús, hecha con las patas y por la imposición de las líneas 2 y 3.
Por los ataques en contra de los vecinos del Parque Morelos y la construcción de la Villa Panamericana.
Por el macro negocio que implica Puerta Guadalajara a costa del erario de los tapatíos para favorecer a un grupo español.
Por los ataques a los maestros.
Por la destrucción del parque Metropolitano.
Por la criminalización de la protesta social y la persecución a los líderes sociales.
Por la negativa a investigar a Ramírez Acuña y sus secuaces como torturadores y violadores de los derechos humanos.
Por la construcción de la Presa de Arcediano y su intención de darnos a beber agua envenenada.
Por la construcción de la presa del Zapotillo y los ataques a los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
Por la imposición de la construcción de la presa La Yesca en el municipio de Hostotipaquillo.
Por la destrucción del parque de los Colomos, su privatización y comercialización.
Por los ataques a los trabajadores de amigos en el crucero.
Por la marginación de las zonas y municipios rurales.
Por la violación a los derechos humanos.
Por la contaminación del Lago de Cajititlán.
Por el hostigamiento al Tianguis Cultural.
Por el tráfico de órganos y el contubernio entre autoridades.
Por el crimen encubierto de la pederastia y de las redes de tráfico infantil, entre los “impartidores de justicia” en el Estado.
Por los muertos y heridos provocados por el transporte público.
Por el uso indiscriminado de los recursos públicos.
Por los donativos millonarios del erario a la jerarquía católica, a los líderes camioneros, a la oligarquía empresarial, a las televisoras y por el circo para los pobres.
Por el cinismo, la prepotencia y la altanería de los panistas.
Por la imposición y el bombardeo de obras innecesarias, caras y mal hechas en la ciudad (centro, ave. Chapultepec, ave. Vallarta, ave. Patria, ave. López Mateos, nodo Colón, puente Solectrón, Arcos del Milenio, etc.).
Por la imposición de la plaza Andares, plaza Galerías y plaza Bugambilias.
Por el túnel de las Rosas.
Por la destrucción del bosque de la Primavera.
Por la deforestación de la ciudad y el estado.
Por la destrucción de manglares y privatización de playas.
Por la contaminación del océano en playas jaliscienses.
Por la falta de respeto a las minorías religiosas en Jalisco.
Por nuestros compañeros de las comunidades indígenas de San Francisco de Ixcatán, Manantlán, Mezcala y huichola de la zona norte.
Porque estamos hartos y hasta la madre de los gobiernos panistas, sus antros, burdeles, cantinas, moteles, tabledance, etc.
Hartos de los narco-políticos-empresarios y su lavado de dinero.
Este 5 de julio: NI UN VOTO POR EL PAN.
Convocantes
***
En mi condición de ciudadana, acudí a la “Marcha del hartazgo”, la cual careció de tintes político-electorales; en razón de no tener militancia o activismo partidista, percibí un auténtico ejercicio cívico y de cohesión social.
El pronunciamiento final de las organizaciones convocantes (del cual pude tener una copia), invitó a una reflexión general en el compromiso que los ciudadanos debemos tener respecto a la “cosa pública”:
Cada día la brecha es mayor entre el gobierno y la ciudadanía ofendida. Cada vez de manera más impune y alarmante se multiplican los abusos de quienes entienden el acto de gobernar tan sólo como la oportunidad para enriquecerse con negocios al margen de la ley la transparencia, así como para traficar influencias como estilo de gobierno, sin que para ello importen los agravios que los ciudadanos resentimos cotidianamente en nuestra calidad de vida, en nuestros derechos, en nuestra seguridad y dignidad.
Un Ejecutivo, Emilio González Márquez, que no se guarda de respetar y hacer respetar la ley porque gobierna para minorías o para poderes fácticos que transgreden la ley, caricaturizando así su investidura. Las políticas públicas entendidas gerencialmente y con juniors que han conseguido el puesto en la feria de las influencias políticas y los pagos de campaña, han ido desmantelando los sectores de seguridad social, la educación, la salud y el empleo.
Con agua bendita y con propaganda, con pan y circo, con una prensa a modo, con tribunales bajo tarifa, pretende que las justas protestas de nosotros sean minimizadas, ignoradas o acalladas.
La protesta se debe convertir en organización y construcción de alternativas ciudadanas para que la administración pública sea un ejercicio de ciudadanos, no de políticos insensibles, corruptos y de espaldas a la ley. Por eso la administración debe ser verdaderamente pública; por eso debemos constituirnos en contraloría ciudadana que vigile los actos de gobierno.
Debemos denunciar las injusticias, los actos ilegales y movilizarnos ante ellos. Por eso debemos recuperar nuestra capacidad de indignación ciudadana y nuestra condición de habitantes dignos y libres de este estado. Por eso debemos comprometernos a mantener en alto la voz ciudadana.
Mientras tanto, invitamos a la ciudadanía a votar […] Convocamos a no abstenerse ni anular su voto. El voto diversificado es también una opción que puede ayudar a equilibrar la inequitativa contienda electoral. Hay que hacer valer nuestro voto castigando la ineficiencia, el atropello, la ilegalidad…
Debemos ejercer un derecho y una obligación constitucional: ir a las urnas el próximo 5 de julio a mostrar nuestro repudio a todo lo aquí enumerado.
***
Entre los participantes en esta marcha, destacó la presencia de académicos, amas de casa, jóvenes, profesionistas, jubilados, colonos y vecinos afectados por la imposición de la Línea 2 del Macrobús, defensores ambientalistas afectados por la contaminación al Río Santiago, inconformes de las Presas de Arcediano y El Zapotillo y, en fin, un sinnúmero de ciudadanos inconformes.
El asistir a esta marcha, significó para mi un auténtico ejercicio cívico y democrático, en el cual se vale disentir de los malos gobiernos de manera pacífica y constructiva (aunque la correspondencia de estos no sea en el mismo tenor).
Considero que el sentido de la democracia y la participación ciudadana deben ser elementos activos, traducidos estos en contrapesos reales que acoten el autoritarismo, la corrupción y la ineficacia de quienes detentan en poder. En el affaire de la “macrolimosna” (mayo de 2008), no debemos olvidarlo, el gobernador “impuso” y la sociedad jalisciense -unos poquitos, diría el primero- “dispuso”; la sociedad laica de Jalisco, por fortuna, tuvo la última palabra e impuso su voluntad: “Ni un peso del erario a las arcas del arzobispado de Guadalajara ni a los proyectos cristeros de González Márquez”. Celebremos, pues, la realización de estos eventos ciudadanos.
***
Notas en medios de comunicación
¡Ni un voto al PAN!, corean miles en la Marcha del hartazgo en Jalisco (La Jornada, 29 de junio de 2009)
Alrededor de tres mil jaliscienses participaron en Marcha Ciudadana del Hartazgo (El Informador, 29 de junio de 2009).
Giadalajara, Jalisco (27 de junio de 2009). Convocada por 33 organizaciones ciudadanas, este sábado se llevó a cabo en las calles de nuestra ciudad la llamada “Marcha del hartazgo”, manifestación pacífica que reunió a cerca de 4 mil personas y que partió del edificio de Rectoría de la Universidad de Guadalajara en dirección a la Plaza de Armas, en el centro histórico.
El objetivo principal de la “Marcha del hartazgo”, de acuerdo a los convocantes, fue la realización de una manifestación de inconformidad en contra de la política errática del gobernador Emilio González Márquez, así como de los alcaldes y funcionarios públicos panistas. La consigna fue clara: Ni un voto para el PAN.
En un comunicado aparecido en la medios (ver nota), se señalaron los desatinos, torpezas y ambiciones de quienes también combaten al Estado laico, están al servicio del arzobispado de Guadalajara (sin reservas) y desprecian a las minorías (al grado de ofenderles con niveles grotescos de intolerancia).
Las organizaciones convocantes, por otro lado, se pronunciaron a favor de que la ciudadanía “no anule su voto ni se abstenga a votar este próximo 5 de julio”, aduciendo que ”no se puede negar a ese derecho y pidieron votar aunque sea por el menos peor” (Público, 17/06/2009).
Las razones que justificaron la realización de esta marcha, de acuerdo a los organizadores, fueron las siguientes:
Los actos de corrupción de los funcionarios panistas.
Por todas las muertes y tod@s los enferm@s por contaminación en El Salto, Juanacatlán, Puente Grande y toda la Cuenca del Río Santiago.
Por la Línea 1 del Macrobús, hecha con las patas y por la imposición de las líneas 2 y 3.
Por los ataques en contra de los vecinos del Parque Morelos y la construcción de la Villa Panamericana.
Por el macro negocio que implica Puerta Guadalajara a costa del erario de los tapatíos para favorecer a un grupo español.
Por los ataques a los maestros.
Por la destrucción del parque Metropolitano.
Por la criminalización de la protesta social y la persecución a los líderes sociales.
Por la negativa a investigar a Ramírez Acuña y sus secuaces como torturadores y violadores de los derechos humanos.
Por la construcción de la Presa de Arcediano y su intención de darnos a beber agua envenenada.
Por la construcción de la presa del Zapotillo y los ataques a los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
Por la imposición de la construcción de la presa La Yesca en el municipio de Hostotipaquillo.
Por la destrucción del parque de los Colomos, su privatización y comercialización.
Por los ataques a los trabajadores de amigos en el crucero.
Por la marginación de las zonas y municipios rurales.
Por la violación a los derechos humanos.
Por la contaminación del Lago de Cajititlán.
Por el hostigamiento al Tianguis Cultural.
Por el tráfico de órganos y el contubernio entre autoridades.
Por el crimen encubierto de la pederastia y de las redes de tráfico infantil, entre los “impartidores de justicia” en el Estado.
Por los muertos y heridos provocados por el transporte público.
Por el uso indiscriminado de los recursos públicos.
Por los donativos millonarios del erario a la jerarquía católica, a los líderes camioneros, a la oligarquía empresarial, a las televisoras y por el circo para los pobres.
Por el cinismo, la prepotencia y la altanería de los panistas.
Por la imposición y el bombardeo de obras innecesarias, caras y mal hechas en la ciudad (centro, ave. Chapultepec, ave. Vallarta, ave. Patria, ave. López Mateos, nodo Colón, puente Solectrón, Arcos del Milenio, etc.).
Por la imposición de la plaza Andares, plaza Galerías y plaza Bugambilias.
Por el túnel de las Rosas.
Por la destrucción del bosque de la Primavera.
Por la deforestación de la ciudad y el estado.
Por la destrucción de manglares y privatización de playas.
Por la contaminación del océano en playas jaliscienses.
Por la falta de respeto a las minorías religiosas en Jalisco.
Por nuestros compañeros de las comunidades indígenas de San Francisco de Ixcatán, Manantlán, Mezcala y huichola de la zona norte.
Porque estamos hartos y hasta la madre de los gobiernos panistas, sus antros, burdeles, cantinas, moteles, tabledance, etc.
Hartos de los narco-políticos-empresarios y su lavado de dinero.
Este 5 de julio: NI UN VOTO POR EL PAN.
Convocantes
***
En mi condición de ciudadana, acudí a la “Marcha del hartazgo”, la cual careció de tintes político-electorales; en razón de no tener militancia o activismo partidista, percibí un auténtico ejercicio cívico y de cohesión social.
El pronunciamiento final de las organizaciones convocantes (del cual pude tener una copia), invitó a una reflexión general en el compromiso que los ciudadanos debemos tener respecto a la “cosa pública”:
Cada día la brecha es mayor entre el gobierno y la ciudadanía ofendida. Cada vez de manera más impune y alarmante se multiplican los abusos de quienes entienden el acto de gobernar tan sólo como la oportunidad para enriquecerse con negocios al margen de la ley la transparencia, así como para traficar influencias como estilo de gobierno, sin que para ello importen los agravios que los ciudadanos resentimos cotidianamente en nuestra calidad de vida, en nuestros derechos, en nuestra seguridad y dignidad.
Un Ejecutivo, Emilio González Márquez, que no se guarda de respetar y hacer respetar la ley porque gobierna para minorías o para poderes fácticos que transgreden la ley, caricaturizando así su investidura. Las políticas públicas entendidas gerencialmente y con juniors que han conseguido el puesto en la feria de las influencias políticas y los pagos de campaña, han ido desmantelando los sectores de seguridad social, la educación, la salud y el empleo.
Con agua bendita y con propaganda, con pan y circo, con una prensa a modo, con tribunales bajo tarifa, pretende que las justas protestas de nosotros sean minimizadas, ignoradas o acalladas.
La protesta se debe convertir en organización y construcción de alternativas ciudadanas para que la administración pública sea un ejercicio de ciudadanos, no de políticos insensibles, corruptos y de espaldas a la ley. Por eso la administración debe ser verdaderamente pública; por eso debemos constituirnos en contraloría ciudadana que vigile los actos de gobierno.
Debemos denunciar las injusticias, los actos ilegales y movilizarnos ante ellos. Por eso debemos recuperar nuestra capacidad de indignación ciudadana y nuestra condición de habitantes dignos y libres de este estado. Por eso debemos comprometernos a mantener en alto la voz ciudadana.
Mientras tanto, invitamos a la ciudadanía a votar […] Convocamos a no abstenerse ni anular su voto. El voto diversificado es también una opción que puede ayudar a equilibrar la inequitativa contienda electoral. Hay que hacer valer nuestro voto castigando la ineficiencia, el atropello, la ilegalidad…
Debemos ejercer un derecho y una obligación constitucional: ir a las urnas el próximo 5 de julio a mostrar nuestro repudio a todo lo aquí enumerado.
***
Entre los participantes en esta marcha, destacó la presencia de académicos, amas de casa, jóvenes, profesionistas, jubilados, colonos y vecinos afectados por la imposición de la Línea 2 del Macrobús, defensores ambientalistas afectados por la contaminación al Río Santiago, inconformes de las Presas de Arcediano y El Zapotillo y, en fin, un sinnúmero de ciudadanos inconformes.
El asistir a esta marcha, significó para mi un auténtico ejercicio cívico y democrático, en el cual se vale disentir de los malos gobiernos de manera pacífica y constructiva (aunque la correspondencia de estos no sea en el mismo tenor).
Considero que el sentido de la democracia y la participación ciudadana deben ser elementos activos, traducidos estos en contrapesos reales que acoten el autoritarismo, la corrupción y la ineficacia de quienes detentan en poder. En el affaire de la “macrolimosna” (mayo de 2008), no debemos olvidarlo, el gobernador “impuso” y la sociedad jalisciense -unos poquitos, diría el primero- “dispuso”; la sociedad laica de Jalisco, por fortuna, tuvo la última palabra e impuso su voluntad: “Ni un peso del erario a las arcas del arzobispado de Guadalajara ni a los proyectos cristeros de González Márquez”. Celebremos, pues, la realización de estos eventos ciudadanos.
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Notas en medios de comunicación
¡Ni un voto al PAN!, corean miles en la Marcha del hartazgo en Jalisco (La Jornada, 29 de junio de 2009)
Alrededor de tres mil jaliscienses participaron en Marcha Ciudadana del Hartazgo (El Informador, 29 de junio de 2009).
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