Segob teocrática
Ana Teresa Aranda:
El clero manejará la política religiosa de la Segob
Edgar González Ruiz
La llegada de Juan Camilo Mouriño a la Segob fue recibida con incondicional entusiasmo por la jerarquía católica, pese a que su antecesor, Francisco Ramírez Acuña, era un personaje identificado con la derecha católica.
Una de las razones de esa fervorosa aprobación por parte del clero ha quedado a la vista con el nombramiento de Ana Teresa Aranda, militante católica de toda la vida, al frente de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos, de la Secretaría de Gobernación.
Sin tener una formación profesional o intelectual, Aranda llegó al gobierno en el sexenio pasado; antes se había dado a conocer sólo como lideresa del PAN poblano y como militante católica antiabortista, aliada de Jorge Serrano Limón.
Ha sido dirigente de grupos ultraderechistas y se le considera integrante de la Organización Nacional del Yunque, además de que ha colaborado con agrupaciones internacionales de la derecha católica.
Con toda justicia había quedado fuera del nuevo gabinete, como un indeseable legado del foxismo, pero ahora se le entrega nada menos que el control de la política religiosa del gobierno, y de asuntos cruciales en materia de población, siendo ella una enemiga declarada no sólo del aborto, sino del condón y de los métodos anticonceptivos.
El relevo tiene lugar precisamente semanas antes de que la SCJN emita su fallo sobre la despenalización del aborto en el DF, y en un año en que la jerarquía católica, como consecuencia de su tradicional alianza con el PAN, exhibe cada vez más influencia en el gobierno federal.
Segob teocrática
Es claro que será el clero quien maneje esa Subsecretaría de la Segob, a través de Aranda, a pesar de que algunas versiones panistas enfatizan que con el equipo de Mouriño, se busca garantizar la fidelidad total al gobierno de Calderón.
Independientemente de ello, y de cualquier conflicto dentro del PAN y del gobierno, el principal significado del nombramiento es la sumisión del gobierno hacia el clero, al grado de colocar como responsable de la política religiosa a una persona totalmente sumisa a los dictados clericales e incluso sin preparación para sustentar ideas y proyectos propios.
Evidentemente, una de las primeras labores que desarrollará Aranda en la mencionada Subsecretaría será la de apoyar la posición del clero en el debate sobre el aborto, neutralizando las críticas de algunas iglesias protestantes que defienden los derechos de las mujeres y la capacidad de decidir.
Asimismo, la Segob ha estado justificando una y otra vez la injerencia de jerarcas católicos en asuntos políticos, abogando por su impunidad en todos sus abusos, persiguiendo a sus críticos, y creando alianzas de diversas iglesias bajo el control de la jerarquía católica, en lo cual es seguro que Aranda superará con creces el carácter derechista y procatólico de sus antecesores.
La Segob es uno de los principales apoyos que tiene el clero para impulsar su agenda legislativa contraria a la separación entre la iglesia y el estado, con la que pretende imponer la educación religiosa en las escuelas públicas, la presencia oficial del clero en el ejército, en las instituciones asistenciales; el control de medios electrónicos, y el acceso a cargos de elección popular, etc.
De hecho, la visión del clero acerca de lo que debe ser su injerencia en las instituciones, que resume en el concepto de “libertad religiosa”, entendido como su intervención sin límites en todos los ámbitos de la vida pública, se refleja ya en la “visión” oficial de la Subsecretaría, expresada en los siguientes términos (véase la página Web gobernación.gob.mx):
“Consolidar el ejercicio de la libertad religiosa y un ambiente de convivencia social respetuoso y tolerante entre los individuos y grupos de distintos credos. Se han fortalecido los instrumentos institucionales que legitiman y dan transparencia a la colaboración de las instituciones religiosas en programas gubernamentales en diversos ámbitos sociales. La sociedad mexicana percibe a la institución como especializada e indispensable en la promoción del ejercicio de la libertad religiosa y la colaboración de las instituciones religiosas en algunas tareas públicas”.
Ciertamente, bajo los gobiernos panistas, la Segob, y esa subsecretaría en particular, se ha convertido en una instancia promotora de los intereses y proyectos del clero, y en especial de intervención en el ámbito gubernamental, lo cual se hace contradiciendo el tradicional laicismo de nuestro país y brindando a la iglesia católica un trato privilegiado ante las demás asociaciones religiosas.
Al principio de este sexenio, quedó al frente de la subsecretaría el exprísta Florencio Salazar Adame, quien fue fiel a la tónica panista de favorecer al clero, pero la ultraderecha católica estuvo presente en la designación de Cecilia Romero, ultraderechista igual que Ana Teresa Aranda, en el Instituto Nacional de Migración.
Ambas provienen de la Asociación Nacional Cívica Femenina, la Ancifem, grupo católico y antiabortista formado únicamente por mujeres, y que ha dotado al PAN de cuadros femeninos.
La secretaria piojito
En la página oficial de la Segob (gobernación.gob.mx) se resume tramposamente el curriculum de la nueva titular de la Subsecretaría, mencionando que “ha ocupado destacados cargos partidistas tanto en el estado de Puebla como en el Consejo Nacional del PAN. De 2001 a 2005 fue Titular del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Durante el 2006 fue Secretaria de Desarrollo Social”.
En realidad, los altos puestos que ha ocupado en el gobierno federal no son resultado de su capacidad ni de su inexistente preparación intelectual, sino que fueron espacios que el gobierno foxista otorgó directamente a la jerarquía católica.
Así, en enero de 2001, Aranda pasó de ser militante del PAN y de la ultraderecha católica, a titular del DIF, donde se encargó de promover la creación de redes de organizaciones conservadoras y organizó eventos con la participación de grupos vinculados a Bush y a sectores extremistas de países latinoamericanos.
Su formación académica y profesional se limitaba al bachillerato, que completó en el sistema de educación abierta, y a la carrera de secretaria bilingüe, que cursó en el Instituto América de León, Guanajuato. Otro de sus méritos, además del apoyo de la jerarquía católica, era su cercanía con la entonces primera dama Marta Sahagún.
Aranda nació en León, el 26 de enero de 1954. Está casada con el empresario Alejandro Orea Martínez. Es, además, hermana de Gerardo Aranda Orozco, quien fue presidente de la Coparmex, cargo en el cual sucedió a Carlos Abascal Carranza , y también es prima de Enrique Aranda Pedroza, quien ha sido subsecretario de Normatividad de Medios en la Segob. Todos ellos militan en la ultraderecha, y algunos también en el Yunque.
Sin estudios de licenciatura, Ana Teresa Aranda tomó algunos cursos en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), institución que ha sido semillero de cuadros para la extrema derecha.
En 1989, Ana Teresa Aranda fue candidata a la alcaldía de Puebla, y fue diputada federal por el PAN de 1991 a 94. De 1995 a 98, Ana Teresa Aranda fue lideresa del PAN en Puebla, donde propició enfrentamientos violentos contra el entonces gobernador Manuel Bartlett.
Sin embargo, la principal actividad de Aranda había sido como militante antiabortista de la, Ancifem , donde fue secretaria de prensa, de 1974 a 76, y presidenta nacional de 1987 a 89, presidenta nacional de la misma asociación.
Fue también presidenta del VIII Congreso Nacional de Ancifem, del 4 al 5 de mayo de 1985, ocasión en que criticó las tendencias "marxistas" en las esferas gubernamentales.
Por su parte, la Ancifem es una organización que dice defender las doctrinas de la iglesia católica y que se opone al laicismo, al que concibe como una tendencia masculina, opuesta al conservadurismo “natural” en la mujer.
Sus materiales afirman, por ejemplo, que "No hay ni puede haber conflicto entre la religión y el civismo" y puntualizan: "la religión debe tener siempre primordialidad (sic) sobre el civismo puesto que es la base de toda actividad ya que lleva al hombre a la consecución de su último fin...".
Desde luego, las biografías oficiales de Aranda no mencionan su participación en Ancifem, pues según los políticos panistas, la presencia de la ultraderecha en su partido es un “mito” creado por sus enemigos.
A principios de los 90, Aranda estuvo participando en foros y programas de televisión en defensa de las posiciones de Provida, dirigida por Jorge Serrano Limón, personaje similar a Aranda en cuanto a su fanatismo católico y antiabortista.
En 1993, Ana Teresa Aranda fue a Chihuahua para apoyar reformas constitucionales contra las mujeres que deciden abortar.
En el año 2000, en plena competencia electoral, Ancifem formó parte de una coalición conservadora denominada "red Familia" que patrocinó desplegados para reivindicar ante los candidatos presidenciales y particularmente ante Fox, una concepción conservadora de la familia. En desplegado publicado en varios periódicos nacionales y regionales. , Red Familia se oponía no sólo al aborto sino a la anticoncepción de emergencia, defendía el "derecho" de los padres a "formar" a sus hijos de acuerdo con sus creencias religiosas y rechazaba el divorcio al definir el matrimonio como un "acuerdo vitalicio".
Llegada al DIF, Aranda afilió a esa dependencia a la mencionada Red Familia, además de que organizó eventos para promover la colaboración de la derecha mexicana con grupos como la Fundación Heritage, que apoya las políticas de Bush y la represión de la sexualidad, y como la Alianza Latinoamericana para la Familia, ALAFA, de la derecha venezolana.
Al final del gobierno de Fox fue Secretaria de Sedesol, en sustitución de Josefina Vázquez Mota, y uno de sus primeros logros fue darse a conocer nacionalmente como la “secretaria piojito”, porque apenas llegada a esa secretaría dijo conocer tan profundamente la pobreza que tuvieron que ponerle polvo en el cabello para quitarle "los piojitos" que en la infancia le pegaron los hijos de los labriegos en el rancho de su padre (La Jornada, primero de febrero de 2006).
Aranda gusta de hacer alarde de su propia ignorancia, como en esa misma ocasión en que dijo en conferencia de prensa: “Me queda claro que yo no vine aquí a un concurso de los 64 mil pesos para ver quién tiene más conocimientos”, pues ella se siente muy ufana de ser “exitosa” sin haber estudiado ni tener aficiones intelectuales.
En aquella época, al comparecer ante la Cámara de Diputados se enfrentó a los diputados de la oposición, que cuestionaban su falta de preparación y su complicidad con Marta Sahagún, y que en protesta abandonaron el salón de plenos y con ello dieron por terminada dicha sesión.
Además, su paso por la Sedesol fue muy cuestionado por su falta de transparencia y por un manejo de los recursos e información de la dependencia en apoyo de la derecha en las elecciones de 2006.
En su libro Las manos sucias del PAN (Planeta, México, 2006), el periodista José Reveles señaló a Aranda entre los funcionarios involucrados en un multimillonario desvío de fondos en beneficio de las campañas del PAN.
El año pasado, ya como exsecretaria de Sedesol, Aranda fue acusada, al igual que algunos funcionarios, de usar recursos públicos en el proselitismo panista en Veracruz.
El clero manejará la política religiosa de la Segob
Edgar González Ruiz
La llegada de Juan Camilo Mouriño a la Segob fue recibida con incondicional entusiasmo por la jerarquía católica, pese a que su antecesor, Francisco Ramírez Acuña, era un personaje identificado con la derecha católica.
Una de las razones de esa fervorosa aprobación por parte del clero ha quedado a la vista con el nombramiento de Ana Teresa Aranda, militante católica de toda la vida, al frente de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos, de la Secretaría de Gobernación.
Sin tener una formación profesional o intelectual, Aranda llegó al gobierno en el sexenio pasado; antes se había dado a conocer sólo como lideresa del PAN poblano y como militante católica antiabortista, aliada de Jorge Serrano Limón.
Ha sido dirigente de grupos ultraderechistas y se le considera integrante de la Organización Nacional del Yunque, además de que ha colaborado con agrupaciones internacionales de la derecha católica.
Con toda justicia había quedado fuera del nuevo gabinete, como un indeseable legado del foxismo, pero ahora se le entrega nada menos que el control de la política religiosa del gobierno, y de asuntos cruciales en materia de población, siendo ella una enemiga declarada no sólo del aborto, sino del condón y de los métodos anticonceptivos.
El relevo tiene lugar precisamente semanas antes de que la SCJN emita su fallo sobre la despenalización del aborto en el DF, y en un año en que la jerarquía católica, como consecuencia de su tradicional alianza con el PAN, exhibe cada vez más influencia en el gobierno federal.
Segob teocrática
Es claro que será el clero quien maneje esa Subsecretaría de la Segob, a través de Aranda, a pesar de que algunas versiones panistas enfatizan que con el equipo de Mouriño, se busca garantizar la fidelidad total al gobierno de Calderón.
Independientemente de ello, y de cualquier conflicto dentro del PAN y del gobierno, el principal significado del nombramiento es la sumisión del gobierno hacia el clero, al grado de colocar como responsable de la política religiosa a una persona totalmente sumisa a los dictados clericales e incluso sin preparación para sustentar ideas y proyectos propios.
Evidentemente, una de las primeras labores que desarrollará Aranda en la mencionada Subsecretaría será la de apoyar la posición del clero en el debate sobre el aborto, neutralizando las críticas de algunas iglesias protestantes que defienden los derechos de las mujeres y la capacidad de decidir.
Asimismo, la Segob ha estado justificando una y otra vez la injerencia de jerarcas católicos en asuntos políticos, abogando por su impunidad en todos sus abusos, persiguiendo a sus críticos, y creando alianzas de diversas iglesias bajo el control de la jerarquía católica, en lo cual es seguro que Aranda superará con creces el carácter derechista y procatólico de sus antecesores.
La Segob es uno de los principales apoyos que tiene el clero para impulsar su agenda legislativa contraria a la separación entre la iglesia y el estado, con la que pretende imponer la educación religiosa en las escuelas públicas, la presencia oficial del clero en el ejército, en las instituciones asistenciales; el control de medios electrónicos, y el acceso a cargos de elección popular, etc.
De hecho, la visión del clero acerca de lo que debe ser su injerencia en las instituciones, que resume en el concepto de “libertad religiosa”, entendido como su intervención sin límites en todos los ámbitos de la vida pública, se refleja ya en la “visión” oficial de la Subsecretaría, expresada en los siguientes términos (véase la página Web gobernación.gob.mx):
“Consolidar el ejercicio de la libertad religiosa y un ambiente de convivencia social respetuoso y tolerante entre los individuos y grupos de distintos credos. Se han fortalecido los instrumentos institucionales que legitiman y dan transparencia a la colaboración de las instituciones religiosas en programas gubernamentales en diversos ámbitos sociales. La sociedad mexicana percibe a la institución como especializada e indispensable en la promoción del ejercicio de la libertad religiosa y la colaboración de las instituciones religiosas en algunas tareas públicas”.
Ciertamente, bajo los gobiernos panistas, la Segob, y esa subsecretaría en particular, se ha convertido en una instancia promotora de los intereses y proyectos del clero, y en especial de intervención en el ámbito gubernamental, lo cual se hace contradiciendo el tradicional laicismo de nuestro país y brindando a la iglesia católica un trato privilegiado ante las demás asociaciones religiosas.
Al principio de este sexenio, quedó al frente de la subsecretaría el exprísta Florencio Salazar Adame, quien fue fiel a la tónica panista de favorecer al clero, pero la ultraderecha católica estuvo presente en la designación de Cecilia Romero, ultraderechista igual que Ana Teresa Aranda, en el Instituto Nacional de Migración.
Ambas provienen de la Asociación Nacional Cívica Femenina, la Ancifem, grupo católico y antiabortista formado únicamente por mujeres, y que ha dotado al PAN de cuadros femeninos.
La secretaria piojito
En la página oficial de la Segob (gobernación.gob.mx) se resume tramposamente el curriculum de la nueva titular de la Subsecretaría, mencionando que “ha ocupado destacados cargos partidistas tanto en el estado de Puebla como en el Consejo Nacional del PAN. De 2001 a 2005 fue Titular del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Durante el 2006 fue Secretaria de Desarrollo Social”.
En realidad, los altos puestos que ha ocupado en el gobierno federal no son resultado de su capacidad ni de su inexistente preparación intelectual, sino que fueron espacios que el gobierno foxista otorgó directamente a la jerarquía católica.
Así, en enero de 2001, Aranda pasó de ser militante del PAN y de la ultraderecha católica, a titular del DIF, donde se encargó de promover la creación de redes de organizaciones conservadoras y organizó eventos con la participación de grupos vinculados a Bush y a sectores extremistas de países latinoamericanos.
Su formación académica y profesional se limitaba al bachillerato, que completó en el sistema de educación abierta, y a la carrera de secretaria bilingüe, que cursó en el Instituto América de León, Guanajuato. Otro de sus méritos, además del apoyo de la jerarquía católica, era su cercanía con la entonces primera dama Marta Sahagún.
Aranda nació en León, el 26 de enero de 1954. Está casada con el empresario Alejandro Orea Martínez. Es, además, hermana de Gerardo Aranda Orozco, quien fue presidente de la Coparmex, cargo en el cual sucedió a Carlos Abascal Carranza , y también es prima de Enrique Aranda Pedroza, quien ha sido subsecretario de Normatividad de Medios en la Segob. Todos ellos militan en la ultraderecha, y algunos también en el Yunque.
Sin estudios de licenciatura, Ana Teresa Aranda tomó algunos cursos en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), institución que ha sido semillero de cuadros para la extrema derecha.
En 1989, Ana Teresa Aranda fue candidata a la alcaldía de Puebla, y fue diputada federal por el PAN de 1991 a 94. De 1995 a 98, Ana Teresa Aranda fue lideresa del PAN en Puebla, donde propició enfrentamientos violentos contra el entonces gobernador Manuel Bartlett.
Sin embargo, la principal actividad de Aranda había sido como militante antiabortista de la, Ancifem , donde fue secretaria de prensa, de 1974 a 76, y presidenta nacional de 1987 a 89, presidenta nacional de la misma asociación.
Fue también presidenta del VIII Congreso Nacional de Ancifem, del 4 al 5 de mayo de 1985, ocasión en que criticó las tendencias "marxistas" en las esferas gubernamentales.
Por su parte, la Ancifem es una organización que dice defender las doctrinas de la iglesia católica y que se opone al laicismo, al que concibe como una tendencia masculina, opuesta al conservadurismo “natural” en la mujer.
Sus materiales afirman, por ejemplo, que "No hay ni puede haber conflicto entre la religión y el civismo" y puntualizan: "la religión debe tener siempre primordialidad (sic) sobre el civismo puesto que es la base de toda actividad ya que lleva al hombre a la consecución de su último fin...".
Desde luego, las biografías oficiales de Aranda no mencionan su participación en Ancifem, pues según los políticos panistas, la presencia de la ultraderecha en su partido es un “mito” creado por sus enemigos.
A principios de los 90, Aranda estuvo participando en foros y programas de televisión en defensa de las posiciones de Provida, dirigida por Jorge Serrano Limón, personaje similar a Aranda en cuanto a su fanatismo católico y antiabortista.
En 1993, Ana Teresa Aranda fue a Chihuahua para apoyar reformas constitucionales contra las mujeres que deciden abortar.
En el año 2000, en plena competencia electoral, Ancifem formó parte de una coalición conservadora denominada "red Familia" que patrocinó desplegados para reivindicar ante los candidatos presidenciales y particularmente ante Fox, una concepción conservadora de la familia. En desplegado publicado en varios periódicos nacionales y regionales. , Red Familia se oponía no sólo al aborto sino a la anticoncepción de emergencia, defendía el "derecho" de los padres a "formar" a sus hijos de acuerdo con sus creencias religiosas y rechazaba el divorcio al definir el matrimonio como un "acuerdo vitalicio".
Llegada al DIF, Aranda afilió a esa dependencia a la mencionada Red Familia, además de que organizó eventos para promover la colaboración de la derecha mexicana con grupos como la Fundación Heritage, que apoya las políticas de Bush y la represión de la sexualidad, y como la Alianza Latinoamericana para la Familia, ALAFA, de la derecha venezolana.
Al final del gobierno de Fox fue Secretaria de Sedesol, en sustitución de Josefina Vázquez Mota, y uno de sus primeros logros fue darse a conocer nacionalmente como la “secretaria piojito”, porque apenas llegada a esa secretaría dijo conocer tan profundamente la pobreza que tuvieron que ponerle polvo en el cabello para quitarle "los piojitos" que en la infancia le pegaron los hijos de los labriegos en el rancho de su padre (La Jornada, primero de febrero de 2006).
Aranda gusta de hacer alarde de su propia ignorancia, como en esa misma ocasión en que dijo en conferencia de prensa: “Me queda claro que yo no vine aquí a un concurso de los 64 mil pesos para ver quién tiene más conocimientos”, pues ella se siente muy ufana de ser “exitosa” sin haber estudiado ni tener aficiones intelectuales.
En aquella época, al comparecer ante la Cámara de Diputados se enfrentó a los diputados de la oposición, que cuestionaban su falta de preparación y su complicidad con Marta Sahagún, y que en protesta abandonaron el salón de plenos y con ello dieron por terminada dicha sesión.
Además, su paso por la Sedesol fue muy cuestionado por su falta de transparencia y por un manejo de los recursos e información de la dependencia en apoyo de la derecha en las elecciones de 2006.
En su libro Las manos sucias del PAN (Planeta, México, 2006), el periodista José Reveles señaló a Aranda entre los funcionarios involucrados en un multimillonario desvío de fondos en beneficio de las campañas del PAN.
El año pasado, ya como exsecretaria de Sedesol, Aranda fue acusada, al igual que algunos funcionarios, de usar recursos públicos en el proselitismo panista en Veracruz.
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